• Mayo Clinic Health Letter: los puntos más destacados de la edición del mes de mayo

Continuar jugando al golf: El buen estado físico y el calentamiento ayudan a prevenir lesiones

ROCHESTER, Minnesota —  6 de agosto de 2013.  Aviso a los aficionados al golf: la edición del mes de mayo de Mayo Clinic Health Letter recomienda un buen estado físico, calentamiento y estiramientos para intentar reducir las lesiones vinculadas a la práctica del golf.

Si bien el golf puede parecer un deporte sin exigencias físicas, es común sufrir lesiones en el juego. Lo más común es presentar problemas en la parte inferior de la espalda, los hombros y los antebrazos, y la mayoría de esas dificultades se relacionan con los movimientos repetitivos y con el exceso de uso.

Lo ideal es que los golfistas mantengan un buen estado físico durante todo el año. Reforzar el tronco, estirarse y fortalecer los principales grupos musculares durante todo el año mejora la estabilidad y la flexibilidad en la cancha de golf. Hacer estiramientos para la cadera, hombros y pecho es particularmente importante antes y después de una ronda de golf.

Los jugadores que se calientan bien antes de empezar la ronda corren menos riesgo de sufrir lesiones. Un estudio descubrió que los golfistas que se estiraban y calentaban durante mínimo 10 minutos antes de jugar disminuían en 60 por ciento la incidencia de las lesiones, frente a los jugadores que no se calentaban. La sesión de calentamiento podría incluir cinco minutos de caminata rápida, estiramientos enfocados en los hombros, espalda y piernas, además de swings suaves con el palo de golf. A medida que el jugador se calienta, la amplitud de movimiento gradualmente debe aumentar.

Aplicar buena mecánica en el swing también sirve para evitar lesiones. El swing básico del golf depende del estado de los músculos que realizan un movimiento coordinado y de gran amplitud. En el swing participan la mayoría de los músculos y articulaciones principales del cuerpo.

Practicar el swing con un instructor de golf calificado puede ser una buena inversión en cuanto a prevenir lesiones, aparte de que el entrenamiento también podría mejorar la puntuación del golf.

Recuperar el control de la diabetes: Muchos factores alteran los niveles de la glucosa sanguínea

ROCHESTER, Minnesota — Los diabéticos pueden a veces sufrir un desliz en el control de la glucosa sanguínea; pero cuando los niveles sanguíneos constantemente superan el rango objetivo, es importante acudir al médico, dice la edición del mes de mayo de Mayo Clinic Health Letter.

Cuando los niveles de la glucosa sanguínea aumentan, los síntomas pueden ser de boca seca, micción frecuente, visión borrosa y cansancio. Si los niveles de la glucosa sanguínea superan los 240 miligramos por decilitro (mg/dl) y el examen de orina revela la presencia de cetonas, entonces hay que comunicarse pronto con el médico. Las cetonas son un bioproducto tóxico que el cuerpo produce cuando no logra obtener energía de la glucosa.

Por otro lado, es también común que aumenten los niveles de la glucosa sanguínea sin que existan síntomas observables. Incluso cuando alguien se siente bien, la glucosa sanguínea excesiva está corroyendo la salud de los nervios, vasos sanguíneos, órganos y demás tejidos. Con el transcurso del tiempo, eso puede derivar en una enfermedad renal, pérdida de la visión, daño nervioso, ataque cardíaco y accidente cerebrovascular.

Algunos factores que causan la elevación de la glucosa sanguínea son:

  • Los cambios en la alimentación, porque las calorías adicionales pueden aumentar los niveles de la glucosa sanguínea.
  • Los cambios en los hábitos de ejercicio, porque el ejercicio disminuye los niveles de la glucosa sanguínea y cuando se hace menos ejercicio de lo normal, la glucosa sanguínea puede aumentar.
  • Los medicamentos, porque podría ser necesario realizar ajustes en las dosis de los fármacos para la diabetes y en la hora de administración a fin de mantener el nivel de la glucosa sanguínea dentro del rango recomendado. Los medicamentos para otras afecciones también pueden repercutir sobre el control de la glucosa sanguínea.
  • Las infecciones, porque los resfriados, la gripe y las infecciones bacterianas pueden hacer que el cuerpo produzca hormonas que aumentan los niveles de la glucosa sanguínea. El nivel alto de la glucosa sanguínea también puede deberse a una infección no aparente, o a una infección encarnizada que no se trató bien.
  • Recibir atención médica o sufrir un problema grave de salud, porque una cirugía, un ataque cardíaco, el estrés emocional fuerte, una herida o una hospitalización pueden repercutir sobre las hormonas que alteran la glucosa.
  • El fenómeno del alba, porque se cree que el aumento anómalo de la glucosa sanguínea al amanecer se relaciona con las hormonas durante el sueño. Posiblemente sea necesario controlar la glucosa sanguínea durante la noche para determinar la causa de la elevación matutina.

Las personas que presentan niveles altos de la glucosa sanguínea una y otra vez pueden tomar medidas para recuperar el control. No obstante, cuando los niveles son constantemente altos pese a alimentarse bien y cumplir con los medicamentos, entonces es el momento de colaborar con el médico a fin de determinar los cambios necesarios para controlar mejor la afección.

No ignorar una nueva debilidad muscular

ROCHESTER, Minnesota — No se debe ignorar aquella debilidad muscular nunca antes sentida, dice la edición del mes de mayo de Mayo Clinic Health Letter. Sentir repentinamente debilidad muscular puede ser la señal de un accidente cerebrovascular o de otro problema grave que amerita atención médica.

Aquel debilitamiento que se presenta de manera más gradual puede relacionarse con varias enfermedades. Sin embargo, cualquiera que sea la causa, perder fuerza puede contribuir a mayor riesgo de sufrir caídas, menos fortaleza ósea y ganancia de peso.

El movimiento muscular empieza con una señal cerebral que viaja por la médula espinal, atravesando las vías nerviosas y zonas donde se conectan los nervios con los músculos. Cualquier interferencia en las vías puede derivar en debilidad muscular. Las causas de dicha interferencia pueden ser:

  • Las enfermedades del cerebro o de la médula espinal. El deterioro cognitivo, los temblores, la rigidez, los espasmos musculares y la hiperreflexia son algunos signos de enfermedad del cerebro o médula espinal. Un accidente cerebrovascular o los trastornos cerebrales, como la enfermedad de Parkinson, pueden provocar debilidad y dificultar la coordinación o inicio del movimiento muscular. Una resonancia magnética puede ayudar a diagnosticar muchas afecciones que afectan el cerebro y la médula espinal.
  • El daño de los nervios periféricos. Esto puede interrumpir las señales enviadas por el cerebro y se presenta en varias zonas del cuerpo. Además de la debilidad, el daño nervioso también puede ocasionar pérdida de la sensibilidad y disminución de los reflejos y del tono muscular. Cuando se sospecha una neuropatía periférica, los análisis de sangre pueden servir para identificar la afección subyacente, tal como la diabetes, una enfermedad inflamatoria o genética y/o una deficiencia nutritiva.
  • Los problemas de la unión entre nervios y músculos. Las enfermedades que se encuentran dentro de esta categoría incluyen a la miastenia gravis y al síndrome de Lambert-Eaton, que generalmente ocasionan debilidad. Dicha debilidad aumenta con la actividad de un grupo muscular en particular. Las características de la enfermedad incluirían descenso del párpado, visión doble, arrastrar el habla y dificultad para tragar y respirar.
  • Las enfermedades musculares. La debilidad puede ser producto de una enfermedad muscular sin participación de los nervios. Entre los ejemplos de estas afecciones están las enfermedades inflamatorias, como la polimiositis y la dermatomiositis.
  • Otras enfermedades. A veces, la debilidad es el signo de una enfermedad no diagnosticada, como la artritis reumatoide, el lupus, la enfermedad de Lyme o la diabetes. Muchas otras afecciones también pueden contribuir a que una persona sienta debilidad, entre ellas, los problemas del sueño, la depresión, el dolor y una enfermedad crónica.

De todas las causas para debilidad muscular, el mal estado físico es la más común. Afortunadamente, casi todos podemos hacer algún tipo de ejercicio para mantener o recuperar la fuerza muscular.

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