• Con el juanete, normalmente se recomienda primero tratamiento conservador antes que cirugía

Ilustración des pies con juanetesESTIMADA MAYO CLINIC:
¿Es mejor extirpar quirúrgicamente los juanetes, antes de que empiecen a doler, o pueden algunos nunca llegar a doler? En los últimos meses, he sentido un dolor pulsátil en el juanete del pie izquierdo y estoy considerando la operación. Tengo otro juanete en el pie derecho, pero no me duele. ¿Terminaré necesitando el procedimiento en ambos pies?

RESPUESTA:
No todos los juanetes requieren cirugía y, generalmente, primero se recomiendan los métodos de tratamiento más conservadores, antes de recurrir a ninguna intervención quirúrgica.

El juanete es un abultamiento óseo que se forma en la articulación de la base del dedo gordo y se desarrolla debido al desplazamiento o reposicionamiento de algunos huesos de la parte frontal del piel (antepié). Cuando eso ocurre, el dedo gordo se tuerce hacia los dedos más pequeños, el antepié se ensancha y entonces se empieza a notar el juanete.

Algunos juanetes no causan ningún otro síntoma más que el abultamiento, pero otros desencadenan hinchazón, enrojecimiento e inflamación alrededor de la articulación. El juanete también puede estar acompañado por dolor, sea constante o esporádico, y la piel que lo recubre igualmente puede enrojecerse o inflamarse.

Cuando el juanete no produce dolor ni otros síntomas, posiblemente no sea necesario ningún tratamiento. En cambio, cuando que el juanete se vuelve doloroso, como en su caso, o hay otros síntomas molestos, lo mejor es aprovechar el momento y evaluarlo. Los médicos especializados en cirugía de pies y tobillos normalmente son los más capacitados para evaluar el juanete y ayudar a tomar la decisión sobre el tratamiento adecuado.

Una de las primeras medidas que el médico quizás tome es determinar la causa subyacente del dolor relacionado con el juanete. En algunos casos, puede ser un problema interno, tal como artritis degenerativa o inflamatoria; en otros, el dolor puede ser producto de una fuente externa, tal como la presión de zapatos apretados o que no calzan bien. Las recomendaciones de tratamiento se basarán, en parte, en la causa del dolor.

Las alternativas de tratamiento no quirúrgicas suelen ser la primera línea de tratamiento para los juanetes y, generalmente, incluyen cambiar el tipo de zapato. Usar zapatos holgados, cómodos y con bastante espacio para los dedos no ejercerá presión sobre el juanete, lo que posiblemente alivie el dolor. Colocar plantillas almohadilladas en los zapatos permite que la presión se distribuya más equitativamente al mover el pie y eso también ayuda a reducir el dolor.

De igual manera, se puede intentar con las almohadillas para juanetes que eliminan la presión sobre estos y se venden libremente en la mayoría de las farmacias y de las boticas. Los analgésicos de venta libre, como el acetaminofén, el ibuprofeno o el naproxeno sódico también sirven. En algunos casos, el médico podría recomendar una inyección de cortisona para ayudar a reducir la inflamación en la articulación, que puede ser lo que desencadena el dolor del juanete.

Si, pese a estas medidas más conservadoras, el dolor continúa o usted todavía no puede realizar sus actividades cotidianas, entonces podría ser necesaria la cirugía. El objetivo de la cirugía del juanete es corregir la deformidad del pie, aumentar la funcionalidad y reducir el dolor. El procedimiento específico a realizarse depende de la situación personal.

Converse con el cirujano de pie y tobillo acerca de las alternativas quirúrgicas. Ese profesional puede delinear el procedimiento planificado, así como revisar los resultados anticipados, el tiempo de recuperación y los posibles riesgos, ventajas y complicaciones de la cirugía.

El juanete puede presentarse en uno o en ambos pies, pero su gravedad y avance pueden variar enormemente entre ambos pies. Por lo tanto, deje que sus síntomas y la conversación con el médico le sirvan de guía a medida que considera la cirugía para el juanete.

Dr. Martin Ellman, Cirugía Ortopédica de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

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