• Preguntas y respuestas: Preocuparse por su salud: lo que es normal, lo que es demasiado

Doctora y paciente femenina preocupada en el consultorio durante la consulta

ESTIMADA MAYO CLINIC:
¿Cuál es la diferencia entre preocuparse ocasionalmente porque algo anda mal con uno y el trastorno de síntomas somáticos? ¿Cómo puedo dejar de preocuparme si no estoy tan sano como dice el médico?

RESPUESTA:
Es normal preocuparse un poco, pero el miedo y la preocupación de los síntomas pueden hacer que algunas personas pierdan el control. Estas personas pueden convencerse de que tienen una enfermedad en particular, incluso cuando los resultados de los exámenes son normales. Esas son las características frecuentes del trastorno de síntomas somáticos, problema de la salud mental que se cree afecta a aproximadamente el 5 por ciento de la población.

Las personas con trastorno de síntomas somáticos se preocupan excesivamente por síntomas físicos, tales como dolor o cansancio, y eso perturba su vida diaria o las lleva a sentir gran malestar emocional. La respuesta del estrés ante estos incómodos síntomas puede ser de mareo, palpitaciones cardíacas, náusea, dolor del pecho o falta de aire, todo lo que puede aumentar aún más los temores. Estos síntomas pueden —o no— atribuirse a una enfermedad diagnosticada.

Los pensamientos, los sentimientos y los comportamientos del trastorno de síntomas somáticos pueden manifestarse de varias maneras, entre ellas, la preocupación constante de contraer una enfermedad, la interpretación de sensaciones normales como nocivas o potencialmente peligrosas y el temor de que los síntomas sean graves o mortales, pese a que los exámenes o los análisis planteen lo contrario. Es también común que la gente con trastorno de síntomas somáticos crea que las evaluaciones médicas o los tratamientos no fueron adecuados. Otros signos asimismo propios del trastorno son buscar repetidamente anomalías en el cuerpo, investigar síntomas en Internet y acudir con frecuencia al proveedor de atención médica o hacerse exámenes que no alivian la inquietud, sino que la empeoran.

Las mujeres son más proclives a mostrar las señales del trastorno de síntomas somáticos, igual que la gente que padece más de una enfermedad. Además, las personas con antecedentes de enfermedades infantiles, abuso sexual u otros traumas corren más riesgo de presentar el trastorno, así como quienes sufren de depresión o trastorno de ansiedad.

Varios trastornos afines comparten características con el trastorno de síntomas somáticos, tales como el trastorno de ansiedad por la salud (antes conocido como hipocondría) y los trastornos neurológicos funcionales que consisten en síntomas neurológicos que ninguna neuropatía o afección pueden explicar.

Si usted presenta síntomas inusuales, es importante la evaluación de un proveedor de atención médica a fin de descartar un problema médico. El proveedor de atención médica puede realizarle un examen exhaustivo, enfocado en sus inquietudes específicas. Sin embargo, tenga presente que podría ser necesario limitar las evaluaciones, puesto que los análisis repetidos o extensos bien pueden profundizar su angustia.

Se podría igualmente usar un cuestionario para evaluar la presencia de síntomas somáticos. Independientemente de la existencia —o no— de un diagnóstico médico, si usted siente angustia, se le puede dar un cuestionario para evaluar su nivel de ansiedad. Otra alternativa es remitirlo a un psicólogo o un psiquiatra.

Los síntomas del trastorno de síntomas somáticos y otros trastornos afines generalmente van y vienen, pero es posible recuperarse, pues los estudios plantean que entre el 50 y el 75 por ciento de las personas con trastorno de síntomas somáticos termina mejorando.

El objetivo principal de controlar estos trastornos es ser más capaz de lidiar con los síntomas, tolerar la incertidumbre y reducir la ansiedad por la salud. El tratamiento más eficaz es la psicoterapia, particularmente la terapia cognitivo conductual que, sea individual o grupal, puede cambiar el comportamiento al, por ejemplo, enseñar a resistir el impulso de buscar incansablemente que alguien nos garantice que estamos sanos. La terapia también puede brindar apoyo social y cuestionar alguna preocupación o creencia relacionada con las enfermedades, porque puede enseñar otras maneras de interpretar aquellas sensaciones físicas raras o incómodas. De igual manera, existe ayuda para reincorporarse al trabajo, las actividades sociales y el voluntariado.

Si bien para estos trastornos se podría recomendar antidepresivos, como la amitriptilina (Endep) y la fluoxetina (Prozac o Sarafem), estos fármacos solo han demostrado brindar beneficios parciales. En Mayo Clinic, se recomienda usar antidepresivos y ansiolíticos solamente para tratar los trastornos del estado de ánimo o de ansiedad que generalmente coexisten.  (Adaptado de Mayo Clinic Health Letter).

Dr. Craig Sawchuk, Psicologia de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

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