• Urólogos de Mayo presentan resultados durante conferencia del 2015 de la Asociación Urológica Americana

AUA annual meeting logo 2015ROCHESTER, Minnesota: Los urólogos de Mayo Clinic presentaron los resultados de sus investigaciones sobre varios temas, durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Urología, realizada entre el 15 y el 19 de mayo en Nueva Orleans. Los científicos estuvieron disponibles para hablar sobre las investigaciones con los periodistas que cubrían la conferencia. Los estudios presentados por Mayo Clinic incluyeron lo siguiente:

Escisión con láser de holmio de malla génito-urinaria después de cirugía para incontinencia: seguimiento mínimo de seis meses

Los implantes de malla de polipropileno utilizados en las cirugías para la incontinencia femenina pueden erosionar el tejido y, a veces, se introducen dentro de la vejiga o uretra, generalmente provocando dolor, sangrado e infección. El tratamiento convencional exige realizar una cirugía abierta grande.

Los científicos de Mayo Clinic descubrieron que es posible recortar la malla con láser endoscópico y extraerla sin necesidad de incisiones.

“La extracción de la malla con la cirugía antigua es una operación mayor”, comenta el autor principal Dr. Daniel Elliott, urólogo de Mayo Clinic. “Intentábamos descubrir si había una manera de hacerlo con más facilidad. A pesar de que este método sea muy eficaz con ciertos tipos de malla, con otros no lo es, pero representa la posibilidad de una alternativa para algunas de estas personas y les evita someterse a una cirugía mayor”.

El Dr. Elliott y sus colegas realizaron la escisión transuretral endoscópica con láser de holmio en 10 pacientes, entre mayo de 2011 y julio de 2013: ocho pacientes informaron mejoría de los síntomas y una no informó nada; tres pacientes presentaron recurrencia de la incontinencia urinaria y una se sometió a más tratamiento con láser.

“A todas esas personas se les evitó una operación grande, lo que es magnífico desde mi punto de vista”, dice el Dr. Elliott.

 

Resultados de esfínter urinario artificial en octogenarios

A medida que los estadounidenses viven más tiempo, se espera que aumenten las operaciones para proporcionar esfínteres urinarios artificiales a los hombres mayores de 80 años a fin de aliviarles la incontinencia urinaria. Los científicos de Mayo Clinic descubrieron que si bien en los octogenarios sometidos a la operación se presentan más infecciones y erosión del dispositivo en los tejidos, los riesgos son suficientemente bajos para no excluir de la cirugía a estos pacientes solamente en base a la edad.

medical staff person holding chalkboard with the word urologyLa incontinencia urinaria es común después de la cirugía de próstata. “Cuando el problema es suficientemente grave, la norma de oro para lidiar con el asunto es el esfínter artificial”, señala el autor principal Dr. Daniel Elliott, urólogo de Mayo Clinic.

“Muchos hombres que se sometieron a la extirpación de la próstata hace 15 o 20 años, cuando tenían 60 años, presentan fuga de orina ahora con 80 años”, dice el Dr. Elliott. “Esos hombres son sanos, por lo demás, pero no dejan de tener 80 años. Por tanto, la pregunta es: ¿qué tal es esto para esas personas?”

Mayo Clinic cuenta con la mayor base de datos del mundo sobre esfínteres artificiales. El Dr. Elliott y sus colegas evaluaron los resultados de 1157 pacientes, de los cuales 101 tenían 80 años o más de edad. Los resultados de los octogenarios fueron igual de buenos que los de los pacientes más jóvenes, excepto que las tasas de infección y de erosión del dispositivo aproximadamente duplicaron a las de los hombres más jóvenes.

“Eso no significa que no se realice el procedimiento, sino que hay que advertir al paciente al respecto”, acota el Dr. Elliott. “Se puede ayudar a estos pacientes, pero habrá que instruirlos muy bien sobre todo lo bueno y lo malo que puede ocurrir. El resultado será positivo, en gran mayoría”.

 

Neuromodulación del sacro para control de la disfunción vesical y/o intestinal en niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad

El problema de mojar la cama puede ser difícil de tratar, especialmente cuando los pacientes son niños con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Por lo general, en esos casos no funcionan ni los medicamentos ni los cambios de comportamiento, tales como orinar con horario.

En cambio, un tratamiento que ha comprobado funcionar es la neuromodulación de los nervios sacros con ligeros impulsos eléctricos para normalizar la actividad neural entre la vejiga y el cerebro. La pregunta entonces es: ¿funciona esto en los niños con TDAH?

“Descubrimos que la terapia funciona igual de bien en los niños con TDAH que en aquellos que no lo padecen”, explica el autor Dr. Derek Lomas, fellow de investigación en Mayo Clinic. “Lo que realmente intentábamos descubrir es si ésta era una opción viable para los niños con TDAH, y nuestro estudio reveló que efectivamente lo es”.

Desde el año 2002, el Dr. Lomas trabajó con un grupo de investigadores que implantaron dispositivos de neuromodulación en niños con disfunción intestinal y vesical, afección que suele vincularse con el problema de mojar la cama. Los investigadores revisaron los expedientes para comparar los resultados de 113 pacientes, algunos con TDAH y otros sin el trastorno. Casi 80 por ciento de los pacientes con TDAH presentó una disminución del problema de mojar la cama, siendo un porcentaje mayor al de los niños sin el trastorno.

“Los niños con TDAH son más difíciles de tratar y más proclives a que el control médico no surta efecto, pero nosotros tenemos esta opción disponible para aquellos niños que sufren este tipo de disfunción vesicointestinal refractaria”, apostilla el Dr. Lomas. “Por lo tanto, la ventaja es que ahora se añadió una alternativa para estos niños”.

 

Resultados funcionales a largo plazo e informados por los pacientes después de prostatectomía radical abierta, laparoscópica y asistida por robot realizada por cirujanos con gran volumen de casos

Los hombres que requieren la extirpación de un cáncer de próstata pueden escoger entre tres tipos de prostatectomía: cirugía abierta, cirugía laparoscópica y cirugía asistida por robot. ¿Cuál de ellas ofrece mejores resultados, especialmente en cuanto a incontinencia urinaria y disfunción sexual después de la cirugía?

Según los investigadores de Mayo Clinic y el Massachusetts General Hospital, los pacientes que acuden a centros médicos donde los cirujanos realizan gran cantidad de operaciones pueden anticipar resultados prácticamente idénticos con los tres tipos de cirugía.

“Creo que esto reafirma el punto de que no necesariamente es el tipo de cirugía, sino más bien el cirujano que la realiza”, comenta el autor principal Dr. Jeffrey Karnes, urólogo de Mayo. “Los resultados no dependieron de la técnica, sea robótica, laparoscópica o abierta”.

Los investigadores revisaron los resultados de las encuestas sobre autoinformes de los pacientes realizadas en 1686 hombres sometidos a uno de los tres tipos de prostatectomía radical en uno de esos dos centros académicos, entre 2009 y 2012. Las encuestas se recogieron durante un promedio de 30,5 meses después de la operación. Apenas algo más de 6 por ciento de los pacientes informó problemas moderados a grandes con la función urinaria, y un poco más de 37 por ciento se quejó de problemas moderados a grandes de disfunción sexual.

“Se observan resultados bastante constantes que provienen directamente de los pacientes”, dice el Dr. Karnes. “Probablemente sea más importante contar con un cirujano que realice gran volumen de operaciones que la técnica empleada por un cirujano que apenas empieza a experimentar con ella. Cuando uno va a construir una casa con un profesional, probablemente quiera saber cuántas casas ha construido esa persona, más que el tipo de herramientas que tenga”.

 

Resultados oncológicos a muy largo plazo sobre pacientes tratados con prostatectomía radical para cáncer de próstata y ganglios positivos: análisis condicional y realizado en varias instituciones sobre la supervivencia

Las tasas de supervivencia a largo plazo de los hombres sometidos a la extirpación de una próstata cancerosa y de los ganglios, incluso de quienes presentaron recurrencia bioquímica (nivel elevado del antígeno prostático específico o PSA, por sus siglas en inglés, o superior a 0,2 ng/ml) generalmente son mejores de lo anticipado, dice el Dr. Marco Moschini, autor principal y fellow en investigación de Mayo Clinic.

En la mayor serie de trabajos escritos nunca publicados sobre el tema y con el tiempo más prolongado de seguimiento, los investigadores de Mayo Clinic y del Hospital San Raffaele de Milán evaluaron a 1947 pacientes con extirpación de la próstata y diseminación a los ganglios linfáticos. El tiempo medio de seguimiento superó los 14 años.

En los pacientes con recurrencia bioquímica, las tasas de permanencia sin metástasis (ninguna evidencia de diseminación) a los 10, 15 y 20 años fueron de aproximadamente 55, 50 y 45 por ciento, respectivamente.

Cuando el paciente no presenta recurrencia bioquímica (PSA mayor de 0,2 ng/ml) en los primeros 5, 10 o 15 años, posiblemente no fallezca por el cáncer, acota el Dr. Moschini. No obstante, es importante continuar controlando el PSA porque “la tasa de recurrencia nunca es cero”, añade el Dr. Moschini.

 

Repercusión de excesiva masa grasa sobre la mortalidad después de nefrectomía radical debido a carcinoma de células renales: ir más allá del índice de masa corporal

La obesidad es un factor de riesgo para todo tipo de enfermedad y mortalidad. No obstante, la gordura a menudo ha demostrado ser ventajosa para sobrevivir una cirugía. “Las personas con mayor índice de masa corporal, en realidad, pueden reaccionar mejor después de la cirugía”, comenta el Dr. Matthew Tollefson, profesor adjunto de urología en Mayo Clinic. “Eso se conoce como la paradoja de la obesidad”.

Sin embargo, la pregunta es: ¿ofrece protección la grasa o sirve para otra cosa? Eso precisamente fue lo que el Dr. Tollefson intentó responder con un estudio realizado en 390 pacientes sometidos a nefrectomía radical debido a carcinoma de células renales. A los pacientes gordos se les realizaron estudios por imágenes con exploraciones por tomografía computarizada para determinar el total corporal de masa grasa, así como el índice de músculo esquelético. “Anteriormente, la gente se fijaba en el índice de masa corporal, pero nadie lo analizó en mayor detalle para intentar distinguir los componentes grasos de los musculares”, explica el Dr. Tollefson.

Los pacientes más gordos estuvieron mejor durante un promedio de 7,2 años después de la operación porque su mayor masa grasa venía acompañada de mayor masa muscular. “Esto básicamente reveló que mientras más masa muscular hay, mejor está la persona”, añade el Dr. Tollefson. “El tejido adiposo fue más un espectador inocente que no pareció afectar mucho el pronóstico”.

El Dr. Tollefson también hablará sobre tres estudios más que realizó para correlacionar la nutrición y el estado físico con los resultados quirúrgicos:

  • “La sarcopenia se vincula independientemente con mayor mortalidad después de nefrectomía radical debido a célula renal localizada”. La sarcopenia, o sea la pérdida degenerativa de la masa muscular esquelética que acompaña al envejecimiento, es un factor de riesgo en la nefrectomía radical. En 390 pacientes, la supervivencia general disminuyó ante la presencia de más sarcopenia”, anota el Dr. Tollefson.
  • “Predictores nutricionales de complicaciones perioperatorias y mortalidad después de nefrectomía radical: análisis poblacional”. La extrema obesidad y la mala nutrición (medida por baja albúmina sérica e importante pérdida de peso preoperatoria) son factores de riesgo para más mortalidad dentro de los primeros 30 días desde la nefrectomía radical. El estudio se basó en una revisión de 8618 casos de pacientes en el Programa Nacional de Mejoramiento de la Calidad Quirúrgica del Colegio Americano de Cirujanos.
  • “Predictores nutricionales de complicaciones perioperatorias y mortalidad después de cistectomía radical: análisis poblacional”. Una revisión de 2055 casos del Programa Nacional de Mejoramiento Quirúrgico reveló que la albúmina sérica baja, la obesidad mórbida y la gordura excesiva son factores de riesgo que aumentan la mortalidad dentro de los primeros 30 días desde la cistectomía radical (extirpación de la vejiga urinaria).

Todos estos estudios permitirán a los médicos identificar quiénes tienen mayor grado de riesgo con la cirugía. “Creo que esto se suma al argumento de la capacitación previa a la cirugía, o sea que el paciente haga ejercicio y se nutra bien antes y después de la operación”, aclara el Dr. Tollefson. “En las personas muy mal nutridas, muchas veces se considera retrasar la cirugía un par de semanas para intentar mejorarles la nutrición antes de proseguir con una cirugía mayor, porque tener buen estado físico es realmente una parte importante de la operación”, concluye el Dr. Tollefson.

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