La marihuana medicinal no es solución para el dolor crónico en los adolescentes, dicen médicos de Mayo Clinic
ROCHESTER, Minnesota — 3 de julio de 2013. Los adolescentes también padecen de dolor crónico, igual que los adultos, y eso puede interferir con su desarrollo normal; además, posiblemente les dificulte la asistencia a clases, la socialización y la actividad física. Descubrir la causa del dolor crónico puede ser difícil y, a veces, los medicamentos no surten efecto. A medida que los pacientes, sus padres y sus médicos buscan una solución, cada vez parece más claro que se debe evitar la alternativa de la marihuana medicinal, dicen los científicos de Mayo Clinic.
AVISO A LA COMUNICACIÓN MULTIMEDIA: Se puede descargar audio y video del Dr. Bostwick en la Red Informativa de Mayo Clinic.
El comentario aparece en la edición de julio de la revista médica Mayo Clinic Proceedings.
Existen pocos estudios sobre los riesgos y ventajas de la marihuana para el tratamiento del dolor crónico en los adultos, pero los datos sobre el alivio del dolor crónico en los adolescentes son todavía más escasos, señalan los científicos. Por lo tanto, recomiendan a los médicos descubrir cuáles adolescentes con dolor crónico pueden beneficiarse con la marihuana, porque si bien ésta puede ayudar en ciertas afecciones específicas, sus efectos adversos pueden ser, entre otros, de cansancio, alteración de la concentración y menor velocidad de reacción, aunque se utilice durante corto tiempo.
"Las consecuencias pueden ser sumamente graves, especialmente para los adolescentes que podrían o no liberarse del dolor, pero a expensas del resto de su vida", acota el coautor del trabajo, Dr. J. Michael Bostwick, psiquiatra de Mayo Clinic.
Los científicos describen los casos de tres pacientes en edad escolar de la Clínica para el dolor crónico de Mayo Clinic, quienes informaron que el dolor empeoró pese a consumir marihuana regularmente. No se podía considerar a ninguno de estos pacientes como estudiante a tiempo completo, pero en todos se observó alteración en la funcionalidad y dificultad para ser más activos socialmente.
Las dosis excesivas de marihuana pueden inducir los síntomas que los pacientes con dolor crónico ya padecen, tales como mareo, ansiedad, sedación, fatiga, reflejos disminuidos, confusión, dificultad para concentrarse y falta de motivación, anotan los científicos. Además, se ha vinculado el consumo de marihuana antes de los 16 años con el desarrollo precoz de psicosis en pacientes susceptibles, y se ha asociado el fumar marihuana más de una vez por semana con daños cognitivos continuos en los adolescentes, dicen los autores del trabajo. Se calcula que 1 de cada 10 consumidores de marihuana desarrolla adicción y los menores de 25 años son más susceptibles, comenta el Dr. Bostwick.
"Cuando uno padece dolor crónico y recurre a este u otros fármacos que también son narcóticos, uno de los efectos secundarios es andar desconectado, en tanto que el objetivo real del programa de rehabilitación es conectar a la persona", explica el Dr. Bostwick. "Se trata de restablecer la funcionalidad, no de disminuirla".
Es preciso estudiar más el asunto para entender mejor el porcentaje de adolescentes cuyo régimen medicamentoso antes de acudir al programa de rehabilitación del dolor ya incluye marihuana y el efecto que ese fármaco ejerce sobre su funcionalidad, añade el Dr. Bostwick.
Los científicos recomiendan que, aparte de seleccionar a los adolescentes con dolor crónico antes de utilizar la marihuana, los equipos de atención médica se enfoquen en mejorarles la capacidad de funcionamiento, pese al dolor continuo. A los pacientes identificados como consumidores de marihuana se les debe ofrecer otros tratamientos alternos, como la bioretroalimentación, la acupunctura y la fisioterapia, aparte de impartirles instrucción sobre los riesgos del consumo de marihuana, apostillan los autores.
"Si uno no se esfuerza por seguir viviendo sin esperar a que desaparezca el dolor, entonces posiblemente se quede empantanado durante mucho tiempo porque los tipos de dolor crónico que se presentan en las clínicas para el dolor no suelen desaparecer por completo", anota el Dr. Bostwick. "El dolor crónico tiende a controlarse y la gente necesita aprender a continuar viviendo pese al dolor".
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