Mayo Clinic Health Letter – los puntos más destacados de la edición de agosto

El dolor del cuello principalmente requiere de autocuidados y tiempo

ROCHESTER, Minnesota — 14 de agosto de 2013.  ¿Tiene rigidez en el cuello, o le duele? Los mejores tratamientos para la mayoría de los pacientes son aplicar medidas de autocuidado y dejar transcurrir el tiempo.

La edición de agosto de Mayo Clinic Health Letter trata sobre el dolor del cuello, con sus causas comunes, alternativas de autocuidado y tratamientos médicos. El dolor del cuello puede oscilar de leve a grave, ser agudo o sordo y hasta causar rigidez, además de ser solamente una molestia o un problema que interfiere con las actividades cotidianas. Sin embargo, el dolor del cuello por suerte no suele ser señal de nada grave y la mayoría de gente que lo padece se recupera completamente en cuestión de cuatro o seis semanas.

Las causas comunes del dolor del cuello son las siguientes:

Tensión y torceduras musculares, debido a permanecer varias horas encorvado frente al volante del automóvil, la computadora o la mesa de trabajo. Los músculos del cuello también pueden contraerse en respuesta a problemas como artritis en las articulaciones de la columna.

Articulaciones desgastadas, que pueden contribuir al desarrollo de artritis, igual que otras articulaciones del cuerpo. En el cuello hay siete vértebras que están conectadas por ligamentos y articulaciones.

Degeneración discal, que se presenta con la edad, cuando los discos esponjosos que acolchonan las vértebras se vuelven rígidos y absorben menos el impacto. Esto puede contribuir al dolor del cuello y parte superior de la espalda.

Por lo general, el médico no puede determinar la causa exacta del dolor común del cuello, ni siquiera con imágenes radiológicas. En la mayoría de casos, el tratamiento que se recomienda es aplicar medidas de autocuidado para acelerar la recuperación. Dichas medidas muy posiblemente incluirán permanecer activo, mantener una buena postura y emplear técnicas para reducir el estrés, como respiración profunda, meditación y relajación muscular progresiva. Una almohadilla térmica, un baño caliente o un masaje suave también pueden aliviar los síntomas; aunque en los primeros días, aplicar hielo varias veces diarias puede aliviar el dolor y disminuir la inflamación.

Si el dolor no disminuye después de cuatro a seis semanas, existen varias alternativas de tratamiento que pueden considerarse, entre ellas, fisioterapia y medicamentos de venta bajo receta médica para reducir el dolor, relajar los músculos y ayudar a dormir. Las inyecciones administradas en el punto desencadenante pueden ser útiles en las zonas de tensión muscular, y eso se puede hacer con una aguja solamente, inyectando un anestésico o un anestésico y un corticosteroide para eliminar la inflamación. Por otro lado, se ha demostrado que la manipulación quiropráctica ofrece rápido alivio al dolor del cuello; pero se recomienda que dicha manipulación no incluya movimientos rápidos y forzados porque en raras ocasiones, eso puede provocar daños en los vasos sanguíneos y conducir a un accidente cerebrovascular.

Descongelar el hombro congelado

ROCHESTER, Minnesota — Cuando un dolor en el hombro empeora, puede ser una señal de congelamiento del hombro (capsulitis adhesiva). Con o sin tratamiento, la mayoría de casos de hombro congelado mejora por sí solo en el transcurso de 12 a 18 meses, dice la edición de agosto de Mayo Clinic Health Letter.

La articulación del hombro se compone de huesos, ligamentos y tendones. La articulación está rodeada por la cápsula del hombro, compuesta de tejido conectivo fuerte. El hombro congelado se produce cuando esa cápsula se engrosa y tensiona alrededor de la articulación del hombro. Los médicos desconocen la causa exacta de dicho cambio, que suele ocurrir lentamente.

Primero, el dolor del hombro se presenta con cualquier movimiento y generalmente es peor en la noche; pero el dolor va aumentando y puede ser considerable, con o sin movimiento. Como resultado del dolor, uno tiende a usar menos el brazo, restringiendo la amplitud de movimiento del hombro y presentando rigidez.

Luego viene la etapa del congelamiento. El dolor del hombro disminuye, sobre todo cuando no se lo utiliza; por ello, disminuye notablemente la amplitud de movimiento del hombro y éste se vuelve más rígido. Realizar actividades como peinarse o ponerse el cinturón pueden ser casi imposibles de lograr.

Por último, el hombro se descongela y la amplitud de movimiento empieza a mejorar, aunque puede quedar un resto de dolor.

El hombro congelado termina por descongelarse sin ningún tratamiento, pero posiblemente no se recupere toda la amplitud de movimiento. No obstante, la mayoría de personas experimenta mejoría con algunos tratamientos relativamente simples.

El tratamiento normalmente incluye analgésicos de venta libre para reducir el dolor y la inflamación. En caso necesario, también se puede recurrir a antiinflamatorios más fuertes. Las inyecciones de corticosteroides administradas en la articulación del hombro durante la primera etapa pueden ser especialmente provechosas para aliviar el dolor y acelerar la recuperación.

El tratamiento también implica mover y estirar el hombro para evitar perder más la funcionalidad del hombro. Un fisioterapeuta puede enseñar ejercicios para mantener y recuperar la movilidad del hombro al máximo posible. Algunos pacientes se benefician de la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (ENET), terapia que descarga pequeños impulsos eléctricos a través de unos electrodos colocados sobre los hombros.

No existen análisis para diagnosticar la sensibilidad al trigo o al gluten

ROCHESTER, Minnesota — La edición de agosto de Mayo Clinic Health Letter trata sobre lo que se conoce y desconoce sobre la sensibilidad al trigo o al gluten.

Es fundamental para la salud de quienes padecen la enfermedad celíaca o alergia al trigo evitar el trigo y el gluten, que es una proteína del trigo. El gluten daña el revestimiento interior del intestino delgado e interfiere con la absorción de los nutrientes. La enfermedad celíaca puede conducir a anemia, osteoporosis, convulsiones, linfoma o cáncer del intestino delgado.

Algunas personas que presentan los síntomas molestos del síndrome del colon irritable, entre ellos, flatulencia, distensión abdominal, estreñimiento, diarrea y molestias abdominales, no padecen la enfermedad celíaca ni de ninguna alergia al trigo. No obstante, es posible que sus síntomas mejoren cuando evitan consumir trigo y gluten.

Los médicos se muestran reacios a aplicar un nombre definitivo a la sensibilidad al trigo porque se desconoce la causa exacta de los síntomas. Los síntomas de sensibilidad al trigo también pueden incluir dolor de cabeza, ronchas, "bruma mental" y cansancio. El gluten suele ser el culpable de la sensibilidad al trigo, aunque se cree que posiblemente existe algún tipo de reacción inmunitaria y que otras proteínas o los azúcares del trigo son los que ocasionan los síntomas.

Hasta el momento, no existe ningún análisis para examinar la sensibilidad al trigo, aparte de eliminar el trigo y el gluten de la alimentación para luego reincorporarlos y observar si reaparecen los síntomas. La enfermedad celíaca puede diagnosticarse con exámenes de sangre y una biopsia del intestino delgado.

La dieta sin gluten no es nociva para quien no padece la enfermedad celíaca, siempre y cuando se mantenga una alimentación balanceada. A veces, el cambio a una dieta sin gluten disminuye la ingesta de fibra y eso puede provocar estreñimiento, distensión abdominal y flatulencia. Lo positivo del asunto es que alimentarse sin gluten, generalmente, significa consumir menos alimentos procesados e ingerir más frutas y verduras frescas.

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