• Puntos destacados de la edición de enero de 2014 de Mayo Clinic Health Letter

ROCHESTER, Minnesota —30 de enero de 2014 — Estos son los puntos más destacados de la edición de enero de Mayo Clinic Health Letter. Puede citar esta publicación con la frecuencia que desee, pero para reimprimirla debe pagar una cuota.  Es necesario hacer referencia a Mayo Clinic Health Letter; por lo que según sus políticas editoriales, incluya la siguiente información para suscribirse: Visite www.HealthLetter.MayoClinic.com o llame gratis para solicitar información sobre suscripciones al 800-333-9037, extensión 9771.

Ilustración de las derivaciones de un marcapasos artificial al corazón
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Los marcapasos: 50 años de continua mejora 

Durante más de 50 años, los marcapasos han servido para mantener estable el ritmo cardíaco de aquellos corazones que laten muy lento. La edición de enero de Mayo Clinic Health Letter ofrece una visión general de estos dispositivos de tecnología avanzada que se han convertido en una parte habitual de la atención médica, no solamente para prolongar la vida sino también para mejorarla.

Con el transcurso de los años, los marcapasos se han achicado, tornado más durables y equipado con características útiles. Cuando un corazón late demasiado lento o de forma descoordinada, el marcapasos empieza a enviar impulsos eléctricos que vuelven a encarrilarlo. Los marcapasos tienen sensores que detectan la actividad física y el esfuerzo a fin de aumentar o disminuir la frecuencia cardíaca para abastecer las necesidades del cuerpo. Los marcapasos también controlan el ritmo cardíaco, lo que permite diagnosticar otros problemas que podrían ocurrir con el transcurso del tiempo, así como la vida útil de la pila, el funcionamiento del dispositivo y otros factores. Dicha información queda almacenada y puede recuperarse inalámbricamente en la oficina del médico o enviarse automáticamente al médico por vía telefónica.

El marcapasos se compone de un generador de impulsos y uno o más cables con aislamiento (derivaciones). El generador de impulsos es una caja metálica fina que puede medir menos de 4 cm (el tamaño de un dólar de plata), aunque la mayoría es un poco mayor. Por lo regular, se lo introduce en la piel debajo de la clavícula. 

La cirugía para colocar el marcapasos normalmente requiere sólo administrar sedantes y entumecer la piel del lugar de implantación, no de anestesia general. Durante la cirugía, se introducen las derivaciones dentro de una vena principal, debajo o cerca de la clavícula, y se las guía hasta el corazón con la ayuda de imágenes radiológicas. Un extremo de cada cable queda asegurado en el corazón, en la posición correcta, y el otro extremo se conecta al generador de impulsos. Por lo regular, el paciente requiere internarse en el hospital solamente una noche. Luego de aproximadamente un mes, se forma el tejido de cicatrización que ancla la punta de la derivación al corazón; y por ello, es preciso evitar las actividades vigorosas y levantar objetos pesados durante ese tiempo.

La mayoría de personas, una vez recuperadas, puede retomar un nivel normal de actividad, que incluye jugar al golf, andar, hacer ciclismo, jugar al tenis y viajar. La vida útil de la pila de un marcapasos es de alrededor de 8 a 10 años, momento en que se reemplaza el generador de impulsos. 

Sugerencias para menos eructos y flatulencia

Los eructos y la flatulencia son maneras normales y naturales de aliviar aquella acumulación de aire o presión de los gases intestinales. No obstante, algunas personas (o sus parejas) podrían desear que no ocurriesen con tanta frecuencia. La edición de enero de Mayo Clinic Health Letter explica por qué se acumula la presión y ofrece sugerencias para minimizar los eructos y la flatulencia.

Tragar aire. A menudo se traga aire con la comida y los eructos son una manera de expeler tal exceso de aire. Es normal eructar ocasionalmente, pero el exceso de eructos indica que la persona traga aire. Estas sugerencias pueden resultarle útiles:

Coma y beba lentamente. Normalmente, uno traga menos aire cuando come y bebe más lento. Posiblemente le ayude también no hablar mientras come.

Beba menos bebidas carbonatadas. Las gaseosas y la cerveza liberan dióxido de carbono, lo que aumenta el volumen de aire en el tracto digestivo.

Evite el chicle y los caramelos duros. Uno traga más aire cuando mastica chicle o chupa caramelos duros.

Beba sin pajilla (popote). Beber a sorbos del vaso permite tragar menos aire que recurrir a una pajilla.

No fume. Uno traga aire cuando inhala productos derivados del tabaco.

Revise sus dentaduras postizas. Cuando las dentaduras postizas están flojas, uno traga excesiva cantidad de aire mientras come o bebe.

Superar la flatulencia. Un adulto normal expulsa gases alrededor de 10 a 20 veces diarias, de manera que la expectativa de evitarlos es completamente irreal. Si bien los gases pueden deberse al descenso por el colon del aire tragado, por lo general son producto de la fermentación en el colon de alimentos no digeridos, tales como la fibra vegetal. Las sugerencias para minimizar la flatulencia son, entre otras:    

Restringir los alimentos que producen flatulencia. Los culpables más conocidos son las habichuelas, las lentejas, las legumbres, los productos lácteos, los cereales integrales, algunas verduras, la cantidad excesiva de fruta o jugo de fruta, y los endulzantes artificiales como el sorbitol y el manitol contenidos en los caramelos y goma de mascar sin azúcar. No se  recomienda eliminar todos los alimentos nutritivos que posiblemente produzcan gases, sino atravesar paso a paso por un proceso de eliminación, teniendo presente que incluso en esos casos, ingerir menos cantidad del alimento que produce gases o prepararlo de manera diferente podría permitir tolerarlo mejor.    

Consumir aditivos alimenticios que reducen los gases. Los productos de venta libre, como la alfa galactosidasa (Beano), podrían ayudar a digerir las habichuelas, aunque no eliminarían los gases. Los suplementos de lactosa ayudan a digerir los lácteos cuando éstos parecen ser los causantes de la flatulencia.

Añadir la fibra gradualmente. Los alimentos con alto contenido de fibra son excelentes para la digestión, pero añadirlos en demasiada cantidad o muy rápido puede ocasionar flatulencia.

Evitar el estreñimiento. Hacer ejercicio regularmente reduce los gases intestinales porque ayuda a evitar el estreñimiento, igual que ingerir menos alimentos grasosos, como carne frita, salsas cremosas y salsas de carne.  

Cuando las medidas para reducir los eructos y la flatulencia no surgen efecto, es prudente acudir al médico. Los eructos, a veces, pueden vincularse a la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) o a la inflamación estomacal (gastritis). El exceso de gases en el intestino, sobre todo acompañado de pérdida de peso, diarrea o dolor abdominal, puede ser producto de varias afecciones intestinales.

La fuga de heces suele ser tratable 

La incontinencia fecal, o fuga inesperada de las heces por el recto, se calcula que afecta a 8 por ciento de la población estadounidense general y a 15 por ciento de la población de 70 años o más, dice la edición de enero de Mayo Clinic Health Letter.  

Es difícil determinar la cantidad exacta porque muchas personas se muestran renuentes a hablar sobre esta afección, incluso con sus propios médicos. Los síntomas pueden oscilar desde la fuga ocasional de heces al expeler gases hasta la pérdida total del control del intestino. Las posibles causas subyacentes son muchas, pero también son varios los tratamientos conservadores que surten efecto.

Las causas de la incontinencia fecal pueden incluir:

  • Daño en los músculos que cierran el ano, debido a un parto, a las hemorroides o a una cirugía para cáncer. 
  • Daño nervioso asociado a un parto, al hábito de pujar para defecar, a una lesión de la médula espinal, a un accidente cerebrovascular o a enfermedades tales como la diabetes o la esclerosis múltiple.
  • Estreñimiento crónico que puede derivar en una masa dura de heces secas imposible de expeler. Los músculos circundantes terminan por debilitarse, permitiendo la fuga de heces líquidas por los costados de la masa.
  • Diarrea que puede empeorar la incontinencia fecal.
  • Menor capacidad de almacenamiento en el recto debido a su rigidez. Los cambios producidos por la radioterapia, una cirugía del recto, o la enfermedad inflamatoria del intestino pueden reducir la capacidad de almacenar las heces. 

Después de diagnosticar la causa de la incontinencia fecal, el médico posiblemente recomiende varios tratamientos, tales como:

Cambios alimenticios. Cuando el estreñimiento es un problema, beber más líquidos e ingerir alimentos con alto contenido de fibra puede ayudar. La ingesta adecuada de fibra también puede ayudar con la diarrea porque forma volumen en las heces.

Medicamentos. Se podrían recomendar antidiarreicos o laxantes, dependiendo de la causa subyacente. A veces, los medicamentos administrados para otras afecciones pueden contribuir a la incontinencia fecal y lo adecuado sería cambiarlos.

Biorretroalimentación y ejercicios para el piso pélvico. Recuperar la fuerza en los músculos del piso pélvico puede mejorar el control del esfínter anal y la concienciación de querer defecar. La biorretroalimentación sirve para entrenar al paciente a contraer y relajar correctamente el piso pélvico.

Entrenamiento intestinal. Establecer un momento concreto en el día para defecar puede ayudar, especialmente cuando se cuenta con suficiente tiempo y no hay apuro.

Estimulación eléctrica. Este tratamiento relativamente nuevo es una alternativa cuando otras terapias conservadores no han funcionado. Se implanta un dispositivo debajo de la piel de la parte superior de las nalgas que administra pequeños impulsos eléctricos continuos al nervio sacro para ayudar a fortalecer los músculos del intestino. 

Cirugía. La cirugía puede mejorar los síntomas cuando la causa subyacente está vinculada a un daño en el piso pélvico o a lesiones musculares que afectan el esfínter anal. 

A pesar de que la incontinencia fecal sea más común entre las personas de mediana edad y los ancianos, no necesariamente es parte inevitable del proceso de envejecimiento. Un mejor entendimiento del trastorno, la concienciación del mismo y las mejoras tanto en el diagnóstico como en el tratamiento permiten ahora ayudar a más personas.    

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