La diabetes en la mediana edad puede conducir a pérdida de células cerebrales más adelante en la vida
ROCHESTER, Minnesota — 19 de marzo de 2014 — Las personas que desarrollan diabetes y presión arterial alta en la mediana edad son más proclives a perder células cerebrales y sufrir otros daños en el cerebro, además de problemas con la memoria y el pensamiento, que otras personas que nunca tuvieron diabetes ni presión arterial alta, ni tampoco las desarrollaron en la vejez, dice un nuevo estudio publicado el 19 de marzo de 2014 en la edición electrónica de Neurology. La definición de mediana edad es de 40 a 64 años, y la vejez empieza a partir de los 65 años.
“Si se puede prevenir o controlar la diabetes y la hipertensión en la mediana edad, entonces potencialmente se puede prevenir o retrasar el daño cerebral que se presenta décadas después y conduce a problemas con la memoria y el pensamiento, además de demencia”, comenta la autora principal del estudio y epidemióloga de Mayo Clinic, Dra. Rosebud Roberts.
A fin de realizar el estudio, se evaluó la memoria y la capacidad de pensar de 1437 personas con una edad promedio de 80 años. Los participantes no tenían problemas con el pensamiento ni con la memoria, o padecían solamente ligeros problemas de ese tipo, conocidos como deterioro cognitivo leve. Los sujetos del estudio se habían sometido a exploraciones radiológicas del cerebro en busca de marcadores de daño cerebral, que puede ser el precursor de la demencia. Los expedientes médicos de los participantes también se revisaron para determinar si se les había diagnosticado diabetes o hipertensión durante la mediana edad o más adelante.
Con respecto a la diabetes, 72 personas la desarrollaron durante la mediana edad, 142 en la vejez y 1192 no la padecían. En cuanto a la hipertensión, 449 personas la desarrollaron en la mediana edad, 488 en la vejez y 369 no la tenían.
En comparación con quienes no tuvieron diabetes, aquellos que la desarrollaron en la mediana edad presentaron un promedio de 2,9 por ciento menos de volumen cerebral total; en la zona cerebral del hipocampo, el volumen fue 4 por ciento menor. Además, estas personas fueron doblemente proclives a presentar problemas con el pensamiento y la memoria.
Al comparar con las personas que no presentaron presión arterial alta, quienes la desarrollaron en la mediana edad fueron doblemente proclives a tener áreas de daño cerebral.
“Las personas que desarrollaron diabetes, aunque haya sido en la vejez, fueron más proclives a presentar zonas de daño cerebral; la hipertensión, por el contrario, no produjo muchos efectos entre quienes la desarrollaron en la vejez”, señala la Dra. Roberts. “En general, los resultados plantean que los efectos de estas enfermedades sobre el cerebro demoran décadas en desarrollar y se manifiestan como daños cerebrales capaces de conducir a la presencia de síntomas que afectan la memoria y otras capacidades del pensamiento. La diabetes en particular conlleva efectos adversos, independientemente de la edad en la que se desarrolla”.
El estudio se financió gracias al Instituto Nacional del Envejecimiento, al Programa “Robert H. y Clarice Smith, y Abigail Van Buren” para Investigación sobre la Enfermedad de Alzheimer, el Proyecto Epidemiológico de Rochester, los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Robert Wood Johnson y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional.
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