La incontinencia urinaria generalmente se trata con cirugía, pero existen otras alternativas menos invasivas
ESTIMADA MAYO CLINIC:
Tengo 43 años y he sufrido problemas de incontinencia urinaria desde que tuve mi cuarto hijo a la edad de 41 años. La situación parecía controlable hasta hace aproximadamente 6 meses, cuando empecé a notar que ocurría con más frecuencia. ¿En qué punto debo considerar la cirugía?
RESPUESTA:
La incontinencia urinaria es un problema común entre las mujeres, especialmente después del embarazo y parto. La cirugía suele eliminar eficazmente la incontinencia urinaria, pero existen otras alternativas menos invasivas que usted puede intentar antes de recurrir a la cirugía.
La incontinencia urinaria, o pérdida del control sobre la vejiga, afecta a alrededor de 50 por ciento de todas las mujeres durante algún momento de su vida. Los factores que aumentan el riesgo de incontinencia incluyen la edad, los partos y la debilidad de los músculos del suelo pélvico.
A pesar de que existen muchos tipos diferentes de incontinencia urinaria, las mujeres en su situación a menudo padecen el tipo conocido como incontinencia urinaria por esfuerzo. La incontinencia urinaria por esfuerzo se caracteriza por la fuga de orina cuando se presiona o tensiona la vejiga, como ocurre al toser, estornudar, levantar algo pesado o hacer ejercicio.
A fin de evaluar la incontinencia urinaria, el médico le preguntará sobre sus antecedentes médicos y síntomas. En esa cita médica posiblemente se le realice un examen físico que implica revisar la fuerza y tono de los músculos del suelo pélvico, además de valorar cuánto sujetan los órganos pélvicos, sobre todo la vejiga y uretra.
Por lo general, un examen de orina también suele ser parte de la evaluación inicial. Dicho examen de laboratorio analiza la muestra de orina en busca de alguna enfermedad que pudiese ocasionar la incontinencia urinaria. Una infección de las vías urinarias, por ejemplo, puede a menudo desencadenar la pérdida de control sobre la vejiga. Cuando se detecta un problema subyacente, tratar dicha afección puede eliminar la incontinencia urinaria.
A fin de evaluar más a fondo su situación, el médico posiblemente le solicite que durante varios días lleve un diario donde anote los hábitos de la vejiga y los síntomas. En ese registro consta la frecuencia con la que usted orina, la cantidad de fugas que tuvo, y el tipo y cantidad de líquido que bebió. En base a eso, el médico puede recomendarle intentar evacuar la vejiga cada cierto tiempo o cambiar el tipo o cantidad de los líquidos que toma.
Si la evaluación revela que el problema es la incontinencia urinaria por esfuerzo, el primer paso terapéutico puede incluir hacer ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Además, cuando los músculos del suelo pélvico están débiles, puede ser de utilidad un dispositivo llamado pesario que se coloca en la vagina para sujetar la vejiga y el cuello vesical.
El tratamiento de la incontinencia urinaria por esfuerzo también permite inyectar sustancias abultantes dentro del tejido que rodea la uretra para ayudar a mantenerla cerrada y disminuir las fugas de orina. La inyección generalmente se administra en el consultorio médico y lleva apenas unos minutos. El procedimiento puede ser útil para las mujeres que no pueden o no desean someterse a una cirugía y ya intentaron otros tratamientos médicos sin éxito.
Si los síntomas continuasen después de la terapia conservadora, entonces el siguiente paso sería considerar el tratamiento quirúrgico. Si bien la cirugía ofrece una alta tasa de curación para la incontinencia urinaria, no deja de ser un procedimiento invasivo.
Existen varios métodos quirúrgicos que pueden utilizarse. Por ejemplo, el procedimiento con hamaca consiste en colocar unas cintas de tejido corporal, material sintético o malla para crear una hamaca pélvica alrededor del cuello de la vejiga y de la uretra. La hamaca ayuda a mantener cerrada la uretra, especialmente al toser o estornudar. Otra alternativa es la suspensión del cuello de la vejiga, cirugía que ofrece más apoyo a la uretra y cuello vesical (zona donde se conecta la vejiga con la uretra). La decisión sobre el procedimiento quirúrgico depende de varios factores, entre ellos, de si existe un prolapso de otros órganos pélvicos pertinentes que también necesita corregirse.
Antes de considerar la cirugía, haga una cita con el médico para evaluar minuciosamente su afección. En base a dicha evaluación, usted podrá formular el mejor plan de tratamiento para sus necesidades. — Dra. Anita Chen, Cirugía Ginecológica, Medicina Pélvica Femenina y Cirugía Reconstructiva Pélvica, Mayo Clinic in Jacksonville, Florida