Realizar tempranamente el primer examen de ortodoncia permite obtener valores basales de dientes y mandíbulas infantiles
ESTIMADA MAYO CLINIC:
¿Cuál es la mejor edad para llevar a mi hija de 9 años a una cita de ortodoncia? Algunos de sus amigos ya tienen frenos dentales, pero me parece prematuro porque solamente han perdido pocos dientes
RESPUESTA:
A pesar de que muchas personas asocian a los frenos dentales con la adolescencia, no es prematuro llevar a un niño de 9 años a que un ortodoncista le evalúe los dientes. De hecho, la Asociación Americana de Ortodoncia recomienda que todos los niños se sometan al primer examen de ortodoncia hacia los 7 años de edad. Dicho examen es necesario porque permite obtener valores basales de los dientes y mandíbulas del niño, así como detectar cualquier problema en sus primeras etapas.
El propósito de la ortodoncia es prevenir, diagnosticar y tratar cualquier irregularidad dental o facial. El término técnico para esos problemas es “maloclusión”, que significa “mala mordida”. Hacia los 7 años, la mayoría de niños ya tiene varios dientes permanentes en la mandíbula superior y en la inferior. Una vez que los dientes permanentes empiezan a salir, el ortodoncista puede evaluar el desarrollo de la mordida en el niño y ver si hay áreas preocupantes.
Existen varias afecciones que pueden afectar los dientes y mandíbulas durante los años de la infancia. La primera evaluación permite al ortodoncista observar si la erupción dentaria está fuera de lugar, si faltan o sobran dientes, e identificar si hay pérdida prematura de los dientes de leche o retraso en la erupción de los dientes permanentes.
El examen de ortodoncia también permite revisar si los dientes son de tamaño normal y, en caso de no serlo, evaluar si aquello amerita atención. De manera particular, se observan los dientes superiores que, cuando son demasiado prominentes, pueden ser problemáticos porque plantean mayor riesgo de sufrir daños ante una caída del niño.
Otros problemas son de apiñamiento dental, o poco espacio entre los dientes, que puede aparecer a medida que salen los dientes permanentes. Además, el examen puede poner en evidencia la mala alineación de las mandíbulas, como resultado de una alteración en el crecimiento de una de ellas o de ambas, y ofrecer la oportunidad de hablar sobre ciertos hábitos orales, tales como chupar un dedo, chupar el pulgar o apretar los dientes.
En algunos niños, los problemas del habla empiezan a desarrollarse a consecuencia de ciertas dificultades dentales o mandibulares, incluso a tierna edad. Por ello, es importante identificar y tratar dichos problemas lo más pronto posible, antes de que se tornen más graves.
De manera general, el tratamiento de ortodoncia en los niños pequeños no es tan completo como suele ser en los adolescentes o en los adultos, pues solamente se concentra en controlar los problemas específicos identificados.
En la mayoría de casos, el tratamiento de ortodoncia en los niños pequeños no elimina la necesidad de más ortodoncia después. No obstante, identificar las dificultades durante ese período de la vida y simultáneamente ofrecer un seguimiento adecuado puede reducir la gravedad de los problemas de los dientes y mandíbulas. En algunos niños, eso significa la necesidad de tratamientos menos intensos a medida que crecen y cuando llega el momento de recibir más atención de ortodoncia.
Si bien en muchos niños la evaluación de ortodoncia realizada tempranamente, antes de los 7 años, no expone ningún problema digno de tratamiento, tampoco deja de ser valiosa porque ofrece al dentista y a los padres información sobre la salud y desarrollo tanto de los dientes como de las mandíbulas del niño. Por otro lado, la evaluación también ayuda a decidir con cuánta frecuencia necesita el niño recibir seguimiento a fin de determinar la necesidad de ortodoncia según hace la transición hacia la dentición permanente.
Dr. John Volz, Ortodoncia de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.