Es difícil creer que el excremento humano pueda servir para curar enfermedades de manera incluso más efectiva que los antibióticos. El hecho es que la medicina actual lo ha comprobado, practicando un Trasplante de Microbiota Fecal con sorprendentes resultados en personas que padecen de infección recurrente por Clostridium difficile.
Las enfermedades gastrointestinales provocan gran deterioro en la salud de las personas pudiendo llevar a la muerte. Muchas de estas patologías tienen su origen en una alteración del microbioma humano o en la flora intestinal. Esta alteración puede tener múltiples causas y pudiera ser responsable de otros males, como la obesidad, la diabetes, la aterosclerosis, el síndrome de fatiga crónica e incluso de problemas neurológicos como la esclerosis múltiple. Uno de los problemas intestinales más difíciles de erradicar, y que tienen su origen en este desequilibrio, es la infección causada por la bacteria Clostridium difficile (ICD). Esta condición tiene hoy una mayor esperanza de cura a través de un trasplante fecal.
Una experta, la Doctora María Vázquez Roque, MD, profesora asistente en gastroenterología y hepatología de la Clínica Mayo de Jacksonville, aclara nuestras interrogantes en este tema.
Doctora, ¿qué es la disbiosis intestinal y cuáles son los factores que pueden provocarla?
La disbiosis intestinal es una alteración que afecta directamente a la flora intestinal. Debemos entender que nuestro organismo posee un microbioma intestinal compuesto por muchas bacterias. Al hablar de bacterias no debemos pensar que se trata sólo de “enemigos” de nuestra salud. Por lo contrario, la mayoria de las colonias microbianas son benignas y beneficiosas, ya que realizan una serie de funciones que favorecen la resistencia a las infecciones (colonización de parásitos y virus) e inflamaciones y promueven el sistema inmunológico local, protegiendo incluso del cáncer, entre otras. Se trata entonces de un microbioma intestinal saludable; por ello, es básico mantener nuestro intestino en buenas condiciones.
El equilibrio de la flora intestinal se puede alterar por muchos factores. Entre ellos, los antibióticos pueden alterar la flora intestinal y, en consecuencia, el área se colonice por agentes patógenos. Una mala dieta, pobre en fibra y rica en azúcares, los malos hábitos en la higiene, como lavado de manos no frecuente, y un estilo de vida poco saludable y sedentario son todos elementos constituyentes que pueden causar una posible disbiosis intestinal.
Cuando el microbioma intestinal ya no es saludable, ¿a qué enfermedades se le asocia?
Las alteraciones y el desequilibrio del microbioma intestinal intervienen en numerosas enfermedades de distinto tipo, tales como: gastrointestinales, incluyendo la infección por Clostridium difficile (ICD) y el síndrome del intestino irritable (SII); trastornos metabólicos, como la obesidad; hígado graso no-alcohólico; aterosclerosis; resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Otras condiciones que se postulan como resultado de la disbiosis intestinal lo son el síndrome de fatiga crónica y enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple.
La infección por Clostridium difficile ha tenido prioridad para ser tratada mediante el trasplante de microbiota fecal. ¿Por qué?
La ICD es el mejor ejemplo de enfermedad como resultado de la alteración del microbioma intestinal. Se detecta por la presencia de diarrea, a la que puede sumarse dolor abdominal y fiebre. En 2010, la incidencia anual de Clostridium difficile se estimó en 500.000 casos, con una mortalidad de 15.000 a 20.000 personas. Un gran problema es que este tipo de infección tiene tasas de recurrencia de 10-20% después del episodio inicial y entre el 40- 65% de los pacientes que presentan una recurrencia probablemente tendrá ICD recurrente después de haber completado el tratamiento con antibióticos. Las estadísticas registran un aumento en las tasas de colectomía (extirpación de una parte del colon) y de mortalidad. Por otra parte, esta patología implica altos costos para los sistemas de salud. Sólo en los EE.UU. estos se estiman en, por lo menos, un billón de dólares al año.
¿Cómo se trata habitualmente esta infección?
Básicamente, con dos antibióticos, el Metronidazol y la Vancomicina, los que pueden administrarse solos o combinados, en los casos más severos. Recientemente, se dispone de un nuevo antibiótico macrocíclico, la Fidaxomicina. Este fármaco ha demostrado disminuir notoriamente las recaídas, pero su costo es excesivamente alto. Si bien un tratamiento con Vancomicina puede alcanzar los 680 dólares americanos, con Fidaxomicina la cifra se eleva a unos 2.800 dólares americanos. Se están llevando a cabo otras investigaciones con anticuerpos monoclonales, cuyos estudios están en fase 3 y con una vacuna que está en ensayo. No hay estudios que justifiquen el uso de probióticos, sales biliares y lavados intestinales completos para el tratamiento de la ICD. Pero hay casos en que todos los intentos fallan. Por eso, se ha probado con el Trasplante de Microbiota Fecal, obteniendo resultados sorprendentes.
¿En qué consiste este nuevo tratamiento?
El concepto es insertar heces de una persona sana en una persona enferma, para curar una determinada enfermedad. La meta es reconstituir la homeostasis microbiana normal del intestino y romper el ciclo de agentes antibióticos que alteran el microbioma. La verdad es que no se trata de algo nuevo. Ya en el Siglo IV, en China, el médico Ge Hong describió soluciones fecales para el tratamiento de la intoxicación alimentaria y la diarrea severa; y en la dinastía Ming, del siglo 16, Li Shi Zhen utilizó solución fecal –a la que denominó “sopa amarilla” –, para el tratamiento de las enfermedades abdominales con diarrea severa, fiebre, dolor y vómitos .
¿Cuáles han sido los resultados obtenidos hasta ahora y en cuántos pacientes?
El estudio, que se publicó el 31 de enero de 2013 en The New England Journal of Medicine, se hizo con 43 pacientes que tenían la bacteria Clostridium difficile. Se les dividió en tres grupos. Al primero se le administró Vancomicina; al segundo se le trató con Vancomicina y un lavado intestinal; y al tercero se le hizo un trasplante de microbiota fecal. Del grupo que sólo recibió el antibiótico, un 30,8% registró cura sin recaída. El grupo al que se le agregó un lavado de intestinos reflejó sólo un 23,1% de cura sin recurrencia. En cambio, el 93,8% de los pacientes que recibieron el trasplante lograron mejorarse y no registraron recaída tras seguimiento.
¿Cómo se realiza el procedimiento?
En un recipiente, se recoge una muestra fresca de heces del donante a temperatura ambiente, seis horas antes del inicio del trasplante. Esta se procesa en la unidad de endoscopia para su procesamiento. El paciente se prepara como para cualquier otra colonoscopia. A través del ano se introduce el colonoscopio que permite colocar el material fecal en el íleon terminal y en el ciego. Al paciente se le hace un seguimiento telefónico después de 1, 3 y 6 meses.
¿Cómo se evitan los riesgos de infecciones o de contagio de otras enfermedades que pueda tener el donante?
Hay un protocolo médico para la selección del donante, como también criterios de inclusión y exclusión para el recipiente. Se da preferencia como donante a miembros de la familia, los que son sometidos a numerosos exámenes que permiten descartar la presencia de patologías infecciosas como el VIH, los trastornos autoinmunes, el uso de drogas ilícitas y otros múltiples factores que podrían poner en riesgo la salud del recipiente.
¿Qué otras enfermedades son potenciales de curar con este tratamiento?
Se han hecho estudios para aplicar este trasplante en otras enfermedades asociadas con alteraciones en el microbioma intestinal. Se probó en 3 casos que presentaban estreñimiento o constipación crónica (CC). Un mes después, todos los pacientes tenían movimientos intestinales diarios. También en tres personas con esclerosis múltiple que tenian CC, evidenciaron reversión de los síntomas neurológicos luego de un seguimiento de 2-15 años. A la fecha, no existen más estudios que evalúen el papel del trasplante en esta enfermedad.
Hay un caso reportado con la enfermedad conocida como púrpura trombocitopénica idiopática, que afecta a las plaquetas. Se trató a una mujer de 39 anos de edad que padecía de colitis ulcerosa y púrpura trombocitopénica. Antes del trasplante fecal el número de plaquetas era de 96.180 y meses después del trasplante el recuento plaquetario fue de 190.000, es decir, en límites normales. A su vez, hubo una marcada reducción de los síntomas de colitis ulcerosa. En la actualidad, hay estudios clínicos evaluando el trasplante fecal como posible terapia en casos de: síndrome de intestino irritable, enfermedad inflamatoria intestinal y también para la obesidad y las alteraciones metabólicas.
¿Considera usted promisorio el futuro para el trasplante fecal?
Definitivamente. Ya se está probando la posibilidad de hacer este tratamiento con cápsulas de heces químicamente manipuladas. Es lo que se denominaría Trasplante de Microbiota Fecal Modificado. En el ensayo clínico, realizado con 30 sujetos que sufrían de infección por Clostridium difficile recurrente, se administraron alrededor de 30 cápsulas a cada uno, divididas en dos días consecutivos. Los datos preliminares demuestran que 29 de ellos no registran recidivas hasta la fecha. Un ensayo clínico mucho mayor está previsto para finales de 2014.
Para más información acerca de los tratamientos para afecciones gastrointestinales disponibles en Clínica Mayo en Jacksonville, Florida, llamar al departamento de Servicios Internacionales al teléfono 904-953-7000 o enviar un email a intl.mcj@mayo.edu.
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