La hinchazón ocasional de la mandíbula debe evaluarse para determinar la causa y el tratamiento
ESTIMADA MAYO CLINIC:
Hace una semana desperté con un poco de hinchazón en la parte interior de la boca, cerca de la mandíbula. Luego de aproximadamente una hora, la hinchazón desapareció, pero volvió a ocurrir dos noches después. ¿Puede tratarse de una obstrucción de la glándula salival? De ser así, ¿cuál sería el tratamiento?
RESPUESTA:
Si bien es posible que una glándula salival obstruida sea la causa de los síntomas, la fuente del problema podría también ser otro trastorno. El tratamiento de la afección dependerá de la causa subyacente. Haga una cita con el médico para que le evalúen. Una vez identificada la raíz del problema, el médico puede preparar un plan de tratamiento conveniente.
Las glándulas salivales producen la saliva que ayuda con la digestión y mantiene húmeda la boca. Hay tres pares de glándulas salivales principales que se ubican debajo y detrás de la mandíbula: las paratiroides, las sublinguales y las submandibulares. Puede también haber otras glándulas salivales diminutas en los labios y parte interior de las mejillas, así como por toda la boca y garganta. Las glándulas salivales tienen conductos para que la saliva salga hacia la boca y garganta.
Cuando las glándulas se obstruyen y la saliva no logra salir, la persona puede sentir dolor y presentar hinchazón en la cara o boca, sequedad en la boca y dificultad para tragar. Además, posiblemente también tenga dificultad para abrir la boca.
En algunas personas, las sustancias químicas de la saliva dejan residuos minerales en los conductos salivales, que con el transcurso del tiempo se acumulan y forman cálculos. Cuando los cálculos crecen hasta un tamaño suficiente, pueden obstruir el conducto salival e impedir que la saliva salga de la glándula. Los cálculos generalmente se forman en los conductos que llegan a las glándulas submandibulares, que son las dos glándulas salivales ubicadas en la parte posterior de la boca, debajo de cada lado de la mandíbula.
La fibrosis producto de la cicatrización tisular después de una lesión o debido a una inflamación puede obstruir la glándula salival o el conducto. En algunos casos, el tratamiento con yodo radioactivo, normalmente empleado con los trastornos tiroideos, puede derivar en una obstrucción de la glándula salival. Por otro lado, un tumor también puede ser parte del problema. Los tumores se desarrollan dentro de la glándula salival o crecen cerca del conducto salival, pudiendo obstruir el paso de la saliva. Un cáncer de las glándulas salivales es raro, pues los tumores que afectan a las glándulas y conductos salivales, en su mayoría, no son cancerosos.
De su descripción, parece que la explicación más factible para sus síntomas es una obstrucción, aunque una infección también puede ser otra fuente del problema. La infección de la glándula salival, llamada sialadenitis, generalmente produce síntomas similares a los de la obstrucción de la glándula salival. En algunos casos, la obstrucción del conducto puede contribuir a una infección. La deshidratación, por su parte, puede también derivar en una infección de la glándula salival. Cuando uno se deshidrata, la saliva puede tornarse espesa y fluir más lento de lo normal, creando un ambiente muy propicio para las bacterias.
Aparte de una glándula obstruida o una infección, otra posibilidad es que las glándulas salivales estén agrandadas. El agrandamiento de las glándulas salivales puede deberse a trastornos que afectan los nervios que llevan a los conductos. A dichos trastornos a veces se los conoce como sialadenosis. En raras ocasiones, el agrandamiento de la glándula salival es resultado de un trastorno autoinmune, conocido como síndrome de Sjögren.
Por último, la hinchazón puede deberse a una ránula, afección en la que las secreciones salivales se acumulan debajo del revestimiento del piso de la boca. Eso normalmente está vinculado a las glándulas sublinguales, aunque las glándulas submandibulares también pueden ser el origen.
A fin de descubrir exactamente la causa de los síntomas, haga una cita con un médico que sepa la anatomía de la boca y las glándulas salivales. En la mayoría de casos, el examen físico junto con los análisis por imágenes, como las radiografías o las ecografías, pueden confirmar el diagnóstico. El tratamiento se puede personalizar para lidiar con el problema subyacente específico del paciente.
Dr. Jan Kasperbauer, Otorrinolaringología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.