Existen alternativas quirúrgicas y no quirúrgicas para el tratamiento del prolapso vaginal

ESTIMADA MAYO CLINIC:
Me diagnosticaron prolapso vaginal y no estoy segura de cómo debo empezar el tratamiento. ¿Cuál es el mejor tratamiento a largo plazo? Tengo solamente 53 años.

RESPUESTA:
Ilustración del prolapso vaginal
El tratamiento del prolapso vaginal cuenta con alternativas quirúrgicas y no quirúrgicas. El tratamiento elegido generalmente depende de la gravedad de la afección y de cuán molestos sean los síntomas. A fin de aliviar aquel prolapso vaginal que causa síntomas constantes, lo que generalmente se recomienda es una cirugía para reparar el soporte de la vagina.

El prolapso vaginal ocurre cuando los músculos, el tejido conectivo y los ligamentos que soportan la vagina se debilitan y estiran, lo que ocasiona el descenso de los tejidos, o prolapso, hacia la parte inferior de la vagina, o que protruyan por la abertura vaginal. Conjuntamente con el prolapso vaginal puede presentarse prolapso del útero, de la vejiga (cistocele) y del recto (rectocele), provocando una sensación de presión y llenura en la pelvis o de un bulto dentro de la vagina. En algunos casos, estos síntomas suelen ser leves por la mañana, pero empeoran a medida que avanza el día.

Varios factores pueden conducir al prolapso vaginal, entre ellos los embarazos anteriores, los partos vaginales y la edad de la mujer. El estreñimiento crónico, la pérdida del tono muscular, la falta de estrógeno en el cuerpo después de la menopausia y el pujar repetidamente o levantar objetos pesados puede también contribuir con el transcurso del tiempo al debilitamiento de los músculos vaginales y tejidos de soporte.

Cuando el prolapso vaginal no ocasiona síntomas o éstos son controlables y no alteran las actividades cotidianas, posiblemente no sea necesario ningún tratamiento. Sin embargo, a medida que transcurre el tiempo, los músculos y ligamentos que sostienen la vagina pueden continuar debilitándose y eso posiblemente empeore el prolapso. Por ello, es importante recibir seguimiento médico con el tiempo para controlar los síntomas y la gravedad del prolapso.

Cuando el prolapso vaginal dificulta la defecación, deriva en problemas urinarios, causa dolor, conduce a problemas sexuales u ocasiona síntomas continuos, entonces suele requerirse tratamiento. En casos leves a moderados, los síntomas pueden disminuir con medidas de autocuidado, tales como hacer los ejercicios conocidos como ejercicios de Kegel, para fortalecer los músculos pélvicos.

Los síntomas pueden aliviarse un poco cuando se mantiene un peso sano, se evita levantar objetos pesados o pujar y se toman medidas para mejorar el estreñimiento, porque se reduce la presión sobre los músculos y tejidos que sostienen la vagina. La terapia no quirúrgica de un pesario, o dispositivo pequeño que se introduce en la vagina para evitar el prolapso de los tejidos, también es una alternativa digna de considerar.

En casos más graves de prolapso vaginal o cuando otras medidas no funcionan, la cirugía puede ser una alternativa útil de tratamiento. La cirugía implica reparar el tejido dañado o debilitado y reconstruir el soporte vaginal para que la vagina pueda permanecer en su sitio.

Algunos cirujanos optan por introducir una malla dentro del tejido vaginal para ofrecerles soporte, pero la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos emitió una advertencia sobre la seguridad de estos dispositivos para el prolapso vaginal. Si bien las mallas colocadas en la vagina pueden surtir efecto en algunos casos, también tienden a vincularse con complicaciones, tales como sangrado vaginal, dolor, fibrosis, irritación, secreción e incomodidad durante el acto sexual. Además, la malla puede terminar por atravesar la pared de la vagina.

Debido a las posibles complicaciones mencionadas, los cirujanos de Mayo Clinic generalmente reparan las áreas desgarradas o dañadas que participan en el prolapso vaginal con el propio tejido de la mujer, en lugar de la malla. El método quirúrgico específico depende de las necesidades y circunstancias de cada persona.

A medida que usted piense en la cirugía, no olvide hacer preguntas. Existen varios métodos quirúrgicos y cada uno conlleva sus propios riesgos y ventajas. Converse con el cirujano respecto a estos puntos y los posibles efectos secundarios y complicaciones a largo plazo. En algunos casos, el prolapso vaginal puede volver a presentarse incluso después de la cirugía. Consulte al cirujano sobre esa posibilidad y si existe alguna manera de reducir el riesgo de recurrencia en su caso.

No se apresure en proseguir hasta que entienda todas las alternativas de tratamiento para que pueda tomar una decisión bien informada que sea la mejor para sus necesidades.

Dr. John Gebhart, Cirugía Ginecológica de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota