Puntos destacados de la edición de marzo de 2015 de Mayo Clinic Health Letter
ROCHESTER, Minnesota: Estos son los puntos más destacados de la edición de marzo de Mayo Clinic Health Letter. Puede citar esta publicación con la frecuencia que desee, pero para reimprimirla debe pagar una cuota y mencionar a Mayo Clinic Health Letter; por lo que según sus políticas editoriales, incluya la siguiente información para suscripciones: visite http://healthletter.mayoclinic.com/ o llame gratuitamente para solicitar información sobre suscripciones al 1-800-333-9037, extensión 9771. Texto completo de la publicación: Mayo Clinic Health Letter de marzo de 2015 (sólo para periodistas).
Medicamentos alternos para controlar el dolor crónico
Los analgésicos podrían no funcionar bien con el dolor crónico, o sea aquel dolor que no pasa con el transcurso del tiempo. La edición de marzo de Mayo Clinic Health Letter trata sobre los tipos de medicamentos y las tácticas que pueden considerarse como parte del control a largo plazo del dolor.
Tomar decisiones sobre la posible terapia medicamentosa para el dolor crónico implica analizar la causa del mismo y saber qué tipo de fármaco sería provechoso. Los analgésicos generalmente funcionan bien para el dolor de cabeza o el que es consecuencia de una lesión o una cirugía, pero esos mismos medicamentos pueden perder su eficacia con el tiempo y hasta empeorar el dolor o provocar efectos secundarios inconvenientes.
Otras alternativas son las siguientes:
- Antidepresivos. Estos fármacos normalmente sirven para varios tipos de dolor crónico, tal como la fibromialgia, el dolor lumbar, los dolores de cabeza, la neuropatía diabética y otros tipos de dolor nervioso. En algunas personas, los antidepresivos parecen ayudar con el dolor, independientemente del posible efecto que ejerzan sobre la depresión. Estos fármacos pueden mejorar los síntomas de depresión, que posiblemente es consecuencia de no encontrar alivio al dolor crónico. Además, los antidepresivos no suelen perder eficacia con el tiempo, y hasta mejoran el efecto de otros analgésicos.
- Anticonvulsivantes. Se ha descubierto que varios fármacos desarrollados principalmente para controlar las convulsiones epilépticas también ayudan a controlar el dolor punzante o intenso fruto de un daño nervioso o de una alteración en las comunicaciones del sistema nervioso central. Cuando un nervio se lesiona o funciona de manera anormal, pueden activarse inadecuadamente ciertos receptores nerviosos que comunican el dolor al cerebro, pero los anticonvulsivantes tienen la capacidad de ayudar a reducir esa actividad y disminuir el nivel del dolor.
- Tácticas no medicamentosas. El consumo de fármacos para controlar el dolor crónico suele funcionar mejor cuando forma parte de un plan mayor que posiblemente incluye hacer ejercicio con regularidad, mantenerse activo físicamente, recibir fisioterapia y consejería, controlar el estrés, recibir masajes y algunos otros componentes. Valdría la pena considerar visitar un centro integral para rehabilitación del dolor, especialmente cuando ha sido difícil encontrar una manera buena de controlar el dolor. En los programas de rehabilitación del dolor suele ser común que se reduzcan o eliminen los medicamentos inútiles, generalmente de forma gradual.
Refinadas las pautas para la presión arterial de ancianos, diabéticos y enfermos renales
Se han refinado las pautas para la presión arterial de los ancianos, los diabéticos y los enfermos renales. La edición de marzo de Mayo Clinic Health Letter explica los cambios y por qué ocurrieron.
La hipertensión es un problema de salud grave y común en Estados Unidos, que puede derivar en varios riesgos importantes, tales como ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y renal, así como daños a otros órganos. Los ancianos son quienes particularmente corren ese riesgo, pues más de 50 por ciento de personas mayores de 65 años y cerca de 80 por ciento de los mayores de 75 años padecen de hipertensión.
La presión arterial se considera normal cuando es menor de 120/80 mm Hg. En algunas personas, la hipertensión tiende a desarrollarse en el transcurso de varios años, sin que exista una causa exacta; mientras que en otros, la causa de la hipertensión es una afección subyacente, tal como una enfermedad del riñón o de la tiroides.
El objetivo del tratamiento de la hipertensión es mantener la presión arterial dentro de un rango que evite daños a las arterias, el corazón, los riñones y el cerebro. Dicho rango varía un poco, según el subconjunto de pacientes.
Las últimas pautas son las del Octavo Comité Nacional Conjunto para Prevención, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión y se publicaron en 2014. Dichas pautas recomiendan que quienes padecen hipertensión mantengan la presión arterial en menos de:
- 150/90 mm Hg para los adultos sanos a partir de los 60 años. Estas cifras son ligeramente mayores que las pautas anteriores.
- 140/90 mm Hg para los adultos sanos menores de 60 años.
- 140/90 mm Hg para los adultos con diabetes o enfermedad renal. Estas cifras también son ligeramente mayores que las pautas anteriores.
Uno de los principios subyacentes de las nuevas pautas es que para mejorar la salud, no siempre es bueno el tratamiento más agresivo, el mismo que tampoco está respaldado por pruebas contundentes, especialmente en el caso de los ancianos diabéticos o con problemas renales crónicos. Los objetivos de un tratamiento menos agresivo disminuyen la intensidad del mismo, lo que también conlleva menos efectos secundarios.
Es bueno recordar que las pautas se basan en los datos derivados de una gran cantidad de pacientes cuidadosamente seleccionados, y las opiniones varían respecto a cuáles objetivos para la presión arterial son mejores para un estado de salud óptimo. Por ello, los pacientes deben colaborar con los proveedores de atención médica para determinar las mejores tácticas de reducir el riesgo de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y demás consecuencias de la hipertensión.
Promover la gratitud y mejorar el bienestar
Los científicos ahora descubren que las personas habitualmente agradecidas son quienes más felicidad cosechan, mantienen relaciones interpersonales más positivas, sienten más satisfacción y hasta duermen mejor, dice la edición de marzo de Mayo Clinic Health Letter.
Si bien todos a veces nos sentimos agradecidos, sea por un regalo, la ayuda de alguien, un trabajo satisfactorio o la belleza natural, esos momentos transitorios de agradecimiento no son suficientes para explicar el concepto más amplio de la gratitud. La gratitud, especialmente cuando está correlacionada con una mayor sensación de bienestar, se enfoca en notar y apreciar los aspectos positivos de la vida. Practicar la gratitud significa sentirse contento en un momento dado, pese a las imperfecciones de la vida.
El médico de Mayo Clinic, Dr. Amit Sood, ha escrito varios libros respecto a cómo entrenar al cerebro a disminuir el estrés, mejorar la resiliencia y vivir de forma significativa. A continuación se mencionan algunas sugerencias para promover la gratitud:
Empezar el día agradeciendo. Empiece el día pensando en cinco personas por quienes usted siente gratitud. El día comienza de modo más positivo cuando uno empieza con pensamientos de gratitud.
Agradecer por cosas simples. Durante todo el día, mentalmente percátese de las cosas que se dan por sentadas, como la electricidad, el agua potable, la ropa limpia y una taza de café.
Buscar lo positivo en lo negativo. Intente ver los problemas como fuerzas necesarias y enfóquese en lo que realmente tiene importancia. Agradezca por tener una mente flexible que le permite aprender de las adversidades y crecer como persona.
Reconocer las riquezas propias. Cuando se sienta triste, cuente sus bendiciones, como su salud, su hogar, su libertad, un trabajo y seres queridos.
Llevar un diario sobre la gratitud. A medida que piensa en las personas y cosas por las que siente agradecimiento, escríbalas y hágalo antes de acostarse para que los últimos pensamientos del día sean positivos y descanse durante el sueño. Cuando tenga un día difícil, revise nuevamente el diario.
Agradecer. Exprese su agradecimiento a los demás con palabras y acciones. Agradezca personalmente o envíe una nota a la persona que hizo algo bueno por usted, expresándole su gratitud por contar con alguien así en su vida.
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