Karolinska y Mayo: una colaboración de dos décadas
Si alguna vez los científicos buscaran un ejemplo para disipar el mito del científico loco y ermitaño, el Dr. Sreekumaran Nair, endocrinólogo de Mayo Clinic, sin duda, encabezaría la lista. Este año se cumplen 21 desde que empezó la colaboración institucional entre Mayo Clinic y el Instituto Karolinska, relación nacida a principios de la década de los 90 entre el Dr. Nair y su colega en el Karolinska, el Dr. John Wahren.
La colaboración unió a dos instituciones influyentes en el campo científico y médico: Mayo Clinic, modelo de excelencia en la atención médica; y el Instituto Karolinska, una de las principales instituciones de investigación, quizás más conocida por su función en los Premios Nobel. Los dos líderes se juntaron durante una conferencia científica en Burlington, Vermont, cuando los doctores Nair y Wahren hacían las mismas preguntas en el campo del metabolismo y vieron surgir un entendimiento entre ellos.
El Dr. Nair pasó el año siguiente en el Instituto Karolinska, trabajando en el laboratorio del Dr. Wahren, aunque no invirtió todo su tiempo en Suecia solamente trabajando en la ciencia, sino que también reclutó gente. Al año siguiente, otros científicos también formaron parte del intercambio y cruzaron el Atlántico para visitar Mayo Clinic. “Un punto clave en esto es la fuerte interacción personal que se establece desde el principio”, comenta el Dr. Eric Wieben, copresidente del comité directivo de la alianza entre Mayo Clinic y el Instituto Karolinska, además de director de la oficina de Mayo para colaboración externa en investigaciones. En cuestión de pocos años, la colaboración llegó a incluir a casi 30 investigadores.
Actualmente, abarca a 500 investigadores... Cantidad casi suficiente para llenar un avión Boeing 747. “No son uno ni dos los científicos que impulsan este proceso, sino toda una red de investigadores de todo tipo de disciplina”, señala el Dr. Martin Schalling, copresidente del comité directivo de la alianza de Mayo Clinic y el Instituto Karolinksa, así como coordinador académico para las colaboraciones del Instituto Karolinska con Mayo Clinic. Lo que inició esta colaboración en el campo de la diabetes y el metabolismo ahora ha llegado a abarcar casi todo el ámbito de los estudios biológicos de relevancia médica y ha producido más de 300 trabajos conjuntos. En este año se otorgaron diez subvenciones a proyectos conjuntos en áreas que oscilan desde la enfermedad cardíaca hasta la esquizofrenia, desde el cáncer de ovario hasta la depresión, desde las vacunas para prevenir cáncer hasta las bacterias resistentes a los antibióticos. Además, se otorgan subvenciones para viajes a fin de permitir a los investigadores desplazarse entre los laboratorios a fin de aprender nuevas técnicas e intercambiar los mejores métodos. En años anteriores, las subvenciones otorgadas sirvieron para financiar actividades, tales como realizar observaciones en el Laboratorio de Mayo Clinic para Técnicas de Procedimientos con el propósito de generar ideas para la estructuración del entorno académico del Hospital Universitario Karolinska e investigar sobre los factores ambientales vinculados con la enfermedad celíaca.
El Dr. Govindarajan Rajagopalan, inmunólogo de Mayo Clinic, integra el grupo que obtuvo la subvención conjunta en el año 2015 y estudia un tipo de toxina, conocida como superantígeno, que es producida por la bacteria estafilococo áureo.
“El estafilococo áureo es una causa común y grave de la neumonía, tanto en la comunidad como en los hospitales, y en especial, puede ser un verdadero problema para quienes están conectados a un respirador en la unidad de cuidados intensivos”, dice el Dr. Rajagopalan, quien escuchó sobre la colaboración por primera vez en un correo electrónico que solicitaba aplicaciones para subvenciones. “Había una investigadora, Anna Norrby-Teglund, cuyos trabajos ya había visto, así que ante esta oportunidad pensé que debía ponerme en contacto con ella para ver qué se podía hacer. Ella respondió de inmediato y mostró mucho interés”. La Dra. Anna Norrby-Teglund, profesora de patogénesis microbiana médica en el Instituto Karolinska, y sus colegas en la India habían logrado aislar una cepa altamente patógena de estafilococo áureo que se propagaba rápido por Asia y llegaba a Europa.
“Esta cepa es incomparable porque produce gran cantidad de toxina. Una de las hipótesis respecto a por qué la cepa se propaga rápido y enferma gravemente a las personas es debido a la gran cantidad de toxina que produce”, anota el Dr. Rajagopalan. A través de esta subvención conjunta, los colaboradores estudian la función de la toxina en la propagación de la enfermedad e investigan métodos para neutralizar o interceptar la toxina con un ratón de laboratorio humanizado, desarrollado en Mayo.
Sin embargo, no toda la colaboración entre estas dos instituciones es científica. Desde el principio de la relación, los máximos dirigentes de ambas instituciones apoyaron y promovieron la colaboración con el fin de ampliarla más allá de uno que otro científico y convertirla en un medio para desarrollar toda la institución. En diciembre de 2011, ambas instituciones firmaron un memorando de entendimiento para formalizar la relación. El acuerdo también amplía la labor hacia las áreas de administración y educación, por lo que en el año 2015 se introdujo una nueva categoría de subvención para colaboración administrativa. “Se decidió separar la categoría a fin de resaltar el hecho de que deseamos que ambos departamentos administrativos trabajen lo más estrechamente posible, puesto que eso se considera un prerrequisito para el funcionamiento a largo plazo de una gran organización estratégica como esta”, anunció el Dr. Schalling.
El Instituto Karolinska fungió en septiembre como anfitrión de la XXI Reunión Anual de Investigación Científica. La reunión duró dos días completos e incluyó 14 sesiones de grupo y visitas guiadas del nuevo Hospital Universitario Karolinska. El anfitrión de la conferencia del próximo año será Mayo Clinic de Rochester.