Los síntomas de un dedo fracturado, a veces, pueden ser sutiles
ESTIMADA MAYO CLINIC:
Mi hijo se lastimó el dedo índice, pero no se quejó mucho y hasta jugó el partido de básquetbol al día siguiente; por eso, supusimos que estaba bien. Cuatro días después y debido a que la hinchazón no disminuía, lo llevamos al médico, donde descubrimos que tenía roto el dedo. Le colocaron un yeso en toda la mano, hasta el codo. ¿Por qué es necesario un yeso tan grande para un dedo roto? ¿Empeoramos nosotros la situación por esperar para llevarlo al médico?
RESPUESTA:
Es improbable que el hecho de haber esperado unos días para ir al médico con su hijo por el dedo fracturado hubiera cambiado el resultado del tratamiento. La fractura de un dedo es una lesión frecuente en la infancia y, en la mayoría de las veces, los dedos se recuperan sin ningún problema a largo plazo. Colocar el yeso hasta el codo es algo normal para un dedo fracturado, porque es la manera más eficaz de promover la recuperación.
Los niños corren mayor riesgo de fracturarse los huesos que los adultos, simplemente porque los pequeños tienden a ser más activos. De los huesos que los niños se fracturan con mayor frecuencia, los de los dedos están entre los más comunes. Los dedos fracturados generalmente son el resultado de una caída con la mano extendida o de una colisión durante alguna actividad deportiva.
Los síntomas más obvios de un dedo fracturado son la deformidad del dedo y la incapacidad de moverlo. Sin embargo, igual que en el caso de su hijo, los síntomas pueden ser más sutiles y la hinchazón muy bien puede ser la queja principal. El dolor, la sensibilidad, el color morado, la rigidez o el entumecimiento también pueden ser señales de fractura del dedo.
Dejar pasar largo tiempo entre el momento de la lesión y el inicio del tratamiento ante un dedo fracturado puede llevar a que se recupere mal y tenga menos amplitud de movimiento o menor fuerza de agarre. No obstante, esperar apenas unos días generalmente no es un problema.
Para que un hueso se recupere bien, es necesario fijarlo en el puesto a fin de que no se mueva. La mejor manera de hacerlo es con un yeso, pero es difícil inmovilizar con el yeso solamente un dedo o la mano. Con los dedos fracturados, por lo general, se usa el yeso que sube hasta el codo porque impide mover el dedo y la mano. Eso brinda al hueso fracturado la mejor oportunidad de sanar bien.
Las fracturas de dedo que no requieren cirugía normalmente necesitan yeso solo por alrededor de tres o cuatro semanas. Cuando un niño está enyesado durante un periodo corto como ese, no debe tener ningún problema con la muñeca ni con el antebrazo, aparte de la inconveniencia de lidiar con el yeso.
Los medicamentos que disminuyen el dolor pueden ser útiles para su hijo, a medida que sana el dedo. Los analgésicos de venta libre, como el acetaminofén, el ibuprofeno o el naproxeno, posiblemente sean todo lo que necesita el niño; pero si siente mucho dolor, consulte con el médico. En ese caso, podría beneficiarle un analgésico de venta bajo receta médica, como la codeína.
Una vez retirado el yeso, el médico de su hijo posiblemente le recomiende ejercicios, terapia ocupacional u otro tipo de rehabilitación para aliviar la rigidez del dedo y recuperar completamente la amplitud de movimiento con el dedo, la mano y la muñeca.
Algunos problemas pueden hacer más complicada la recuperación de un dedo fracturado y, entre ellos, están los siguientes: fractura que abarca la articulación del dedo; daño de los ligamentos alrededor del hueso fracturado; fractura a consecuencia de un accidente por colisión; fragmentos óseos sueltos que pueden entrar a la articulación; y fractura inestable o con desplazamiento. En esas situaciones, el tratamiento puede incluir cirugía y la recuperación tomar mucho más tiempo.
Si la fractura es simple, su hijo muy probablemente volverá a la cancha de básquetbol y retomará las demás actividades sin problema. En caso de que tenga alguna pregunta acerca del tratamiento de su hijo o del proceso de recuperación, asegúrese de hablar con el médico del niño.
Dra. Shelley Noland, médica de Cirugía Plástica y de Mano en Mayo Clinic de Phoenix, Arizona.