La relación entre genética y suicidio es complicada
ESTIMADA MAYO CLINIC:
¿Qué significa aquello de que el suicidio tiende a presentarse dentro de una familia? ¿Tiene algo que ver con la genética?
RESPUESTA:
La relación entre la genética y el suicidio es complicada. Los estudios revelan que aunque el suicidio tiene un componente genético, ese tan solo es uno de muchos factores que pueden aumentar el riesgo personal, y ni siquiera entre los que corren más riesgo de suicidio es posible predecir quién va o no a materializar sus ideas suicidas.
Las investigaciones genéticas, incluido los estudios en gemelos, muestran una influencia genética en muchas afecciones psiquiátricas, tales como las tendencias suicidas. Si bien los estudios demuestran que ciertos genes específicos, como el llamado alelo Met de BDNF, pueden aumentar el riesgo para suicidio, es más probable que una gama de genes afecten las conexiones y las vías de comunicación dentro del cerebro y que eso repercuta sobre el riesgo de suicidio.
Para complicar aún más las cosas, un proceso llamado epigenética también entra en escena al considerar el efecto de los genes sobre el suicidio. Ese proceso controla cuándo se encienden y apagan ciertos genes durante el crecimiento y desarrollo de alguien, pero también lo que ocurre en el entorno de esa persona puede influir sobre el proceso.
Por ejemplo, cuando alguien atraviesa por un momento difícil en la infancia, esa experiencia puede repercutir sobre cómo y cuándo se activa un gen dentro del cerebro de esa persona. Por ello, los investigadores especulan si las experiencias negativas que influyen sobre la epigenética de alguien con antecedentes familiares de suicidio pueden agregar algo más al riesgo de suicidio de ese individuo.
Además, se sabe que 90 por ciento de las personas que fallecen a consecuencia de un suicidio padecen alguna enfermedad psiquiátrica en el momento de su muerte. Los trastornos del ánimo, los trastornos psicóticos, ciertos trastornos de la personalidad y los trastornos por consumo de sustancias adictivas pueden aumentar considerablemente el riesgo para suicidio, y todos estos trastornos conllevan un componente genético.
Sin embargo, es importante entender que un riesgo mayor de suicidio no predice quién va a cometerlo. La idea del suicidio no cabe en la mente de algunos, ni siquiera en la de quienes su genética parece predisponer a un riesgo mayor de suicidio, mientras que rápidamente se vuelve el centro de los pensamientos en otras personas.
En quienes los pensamientos derivan en suicidio, la forma de llegar a esos pensamientos suicidas puede ser una vía de comunicación bien marcada y conocida. El tratamiento psicoterapéutico permite examinar el proceso que atraviesan hasta llegar a ese punto y descubrir la manera de interrumpirlo.
La genética, los antecedentes familiares y el entorno son importantes cuando se trata del riesgo para suicidio. No obstante, saber cuáles son los factores de riesgo no sustituye a una evaluación minuciosa de la situación personal y del proceso mediante el cual un individuo llega a tener pensamientos suicidas.
Si su riesgo para suicidio es motivo de preocupación suya o de alguno de sus seres queridos, o si usted ha tenido pensamientos suicidas, converse con un profesional de la salud mental. Con el objetivo de encontrar formas de romper el ciclo que lleva a los pensamientos suicidas, ese profesional puede trabajar con usted para tratar cualquier enfermedad psiquiátrica que pudiese estar presente y ayudarlo a entender mejor el proceso que atraviesa cuando se vuelca hacia la posibilidad del suicidio.
Dr. Brian Palmer, Psiquiatría y Psicología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.