ROCHESTER, Minnesota: Las personas que dejan de respirar mientras duermen pueden acumular más proteína tóxica tau (uno de los distintivos biológicos de la enfermedad de Alzheimer) en la zona cerebral que controla la memoria, la orientación espacial y la percepción del tiempo. Un estudio preliminar de Mayo Clinic que salió a la luz el domingo 3 de marzo se presentará durante la LXXI reunión anual de la Academia Americana de Neurología a realizarse en Filadelfia entre el 4 y el 10 de mayo.
Las evidencias recientes respaldan la relación entre mayor riesgo para demencia y sueño interrumpido, lo cual es particularmente cierto en la apnea obstructiva del sueño que es un trastorno potencialmente serio en el que la persona deja de respirar mientras duerme. No obstante, todavía no se sabe qué puede impulsar esta relación.
Los investigadores identificaron en el estudio poblacional llamado Estudio sobre el Envejecimiento de Mayo Clinic a 288 personas de 65 años o más que no padecían demencia. Luego, preguntaron a los compañeros de cama de esas personas si habían observado que sus parejas dejaban de respirar durante el sueño. En las tomografías por emisión de positrones del cerebro de los participantes en el estudio, se buscó la existencia de acumulaciones de proteína tóxica tau en la corteza entorrinal, zona cerebral profunda, ubicada detrás de la nariz, susceptible a la acumulación de tau y donde se guarda y recupera la información relacionada tanto con la percepción visual como con el momento en el que ocurren las experiencias. La proteína tau disfuncional forma ovillos en el cerebro de las personas con enfermedad de Alzheimer y eso contribuye a su deterioro cognitivo.
El 15 por ciento de las personas del grupo de estudio, o sea 43 participantes, tenía compañeros de cama que habían presenciado eventos de apnea del sueño. Esos participantes con apnea presenciada por sus parejas tenían un nivel de tau 4.5 por ciento mayor en la corteza entorrinal que las personas en quienes no se había observado apnea durante el sueño. A fin de reducir el efecto de las variables de confusión (o terceras variables), los investigadores controlaron algunos otros factores que afectan los niveles de tau en el cerebro, tales como la edad, el sexo, la educación, los factores de riesgo cardiovascular y otros problemas del sueño.
“Los resultados del estudio plantean la posibilidad de que la apnea del sueño afecte la acumulación de tau”, comenta el Dr. Diego Z. Carvalho, autor principal y fellow de neurología en Mayo Clinic.
“No obstante, es similar al dilema del huevo o la gallina”, anota el médico, en alusión a la pregunta de qué ocurre primero y cuál es la causa subyacente: ¿causa la apnea del sueño la acumulación de tau, proteína tóxica que forma ovillos en el cerebro de las personas con la enfermedad de Alzheimer, o es la acumulación de tau en ciertas zonas que causa la apnea del sueño? Termina su intervención, añadiendo lo siguiente: “Ahora, es necesario llevar a cabo estudios más prolongados para resolver este dilema”.
Las limitaciones del estudio son, entre otras, la ausencia de estudios para confirmación de la apnea del sueño y de su severidad, así como la falta de información acerca del tratamiento para apnea del sueño de los participantes.
Los autores del trabajo, por parte de Mayo Clinic, son el Dr. Erik St. Louis, el Dr. Bradley Boeve, el Dr. Christopher Schwarz, Scott Przybelski, el Dr. David Knopman, el Dr. Val Lowe, la Dra. Michelle Mielke, Ashritha Reddy, el Dr. Ronald Petersen, el Dr. Clifford Jack Jr. y la Dra. Prashanthi Vemuri.
El estudio se financió gracias a los Institutos Nacionales de Salud, al Instituto Nacional del Envejecimiento y al Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidente Cerebrovascular.
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