• Preguntas y respuestas: La depresión en los ancianos

Acercamiento de una mujer mayor con mitad de la cara en la sombra que sonríe, pero da la impresión de estar confundida o preocupada

ESTIMADA MAYO CLINIC:
Mi madre tiene 84 años y todavía vive en su propia casa. En los dos últimos meses, duerme más y no tiene mucha energía ni apetito, por lo que ella misma ha cuestionado en voz alta si será depresión, aunque nunca la tuvo antes. ¿Cómo saber si ese es el problema o si debería preocuparnos que exista otra causa para sus síntomas? ¿Debería verla el médico habitual para esto?

RESPUESTA:
Sería bueno que su madre fuera ahora a ver al proveedor de atención médica. Los síntomas que presenta podrían relacionarse con depresión, pero también podrían ser la señal de otra enfermedad escondida. En cualquier caso, la evaluación probablemente ayude a descubrir el origen del problema y al tratarlo, ella podría sentirse mejor.

La depresión es un trastorno del estado de ánimo que suele provocar sentimientos constantes de tristeza y otros síntomas, como dormir demasiado o muy poco, falta de energía y poco apetito. Aunque su madre no haya sufrido de depresión antes, es muy posible que ahora, en la ancianidad, la presente; sin embargo, la depresión no es parte normal del envejecimiento y hay que tratar los síntomas que señalan su presencia.

La depresión suele no diagnosticarse ni tratarse en la vejez y algunos ancianos hasta se muestran reacios a buscar ayuda. Cuando la depresión se presenta en ese grupo etario, también puede ser más difícil de diagnosticar debido a que los síntomas tienden a ser diferentes o menos obvios en los ancianos que en las personas más jóvenes. Por ejemplo, es mucho más común que al avanzar en edad, las personas presenten solamente síntomas físicos de depresión, sin sentimientos de tristeza ni mal estado de ánimo.

A medida que una persona envejece, los muchos cambios que ocurren la hacen más proclive a la depresión que durante la época de su juventud. El más común de esos cambios es el dolor crónico derivado de enfermedades, como la osteoartritis. Asimismo, los estragos en la vida diaria de las afecciones crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, también pueden tener que ver con el aparecimiento de la depresión.

Otro factor que puede contribuir a la presencia de depresión en la vejez es lo difícil que para muchas personas es afrontar las transformaciones en la identidad, las funciones y los grupos sociales a medida que avanzan los años. Por ejemplo, aquella persona que siempre fue productiva, responsable y activa en la familia y la comunidad puede empezar a sentir que ya nadie la necesita ni valora. De igual manera, el fallecimiento de amigos o familiares puede llevar a sentimientos de mucho dolor, a menos oportunidades de interacción social y a una creciente sensación de abandono. 

No obstante, antes de atribuir los síntomas de su madre solamente a la depresión, es importante que vaya donde el proveedor de atención médica para evaluar si existen otros problemas médicos escondidos que pudieran justificarlos. Los problemas médicos que son comunes en los ancianos y pueden provocar el tipo de síntomas que su madre presenta son, entre otros, anemia, infecciones de las vías urinarias, problemas de la tiroides, dolor crónico y hasta desnutrición. En ciertos casos, algunos medicamentos pueden contribuir a los síntomas de depresión, de manera que también vale la pena revisar los medicamentos que actualmente se le administran a su madre.

Si no se descubre ninguna enfermedad escondida y se le diagnostica depresión, existen varias alternativas de tratamiento eficaces, tales como medicamentos y psicoterapia. Puede ayudarle también llevar una vida sana que incluya hacer ejercicio regularmente, tener buenos hábitos de sueño, participar en interacciones sociales y alimentarse de forma balanceada.
Dra. Janette Leal, Psiquiatría de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

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