Preguntas y respuestas: Función neurológica y COVID-19

Sonriente joven sosteniendo a su padre desde atrás en el balcón exterior

ESTIMADA MAYO CLINIC:
En mi familia, hay antecedentes de enfermedades neurológicas. Mi abuelo murió debido a un accidente cerebrovascular, uno de mis tíos fue diagnosticado a los 40 años con enfermedad de Alzheimer de aparición temprana y mi hermano acaba de recibir el diagnóstico de aneurisma. Me pregunto si nuestra familia corre más riesgo de contraer la COVID-19. ¿Hay algún síntoma neurológico ante el que deberíamos estar atentos?

RESPUESTA:
Todo diagnóstico de enfermedad neurológica es difícil para pacientes y familiares, pero el asunto es aún más preocupante hoy en día. Si bien el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que causa la COVID-19 se ha convertido en motivo de preocupación para todos, es particularmente inquietante en las personas mayores y en quienes tienen problemas de salud o sistemas inmunitarios disminuidos. Los trastornos neurológicos, por su parte, están entre las enfermedades subyacentes que pueden aumentar el riesgo de sufrir complicaciones graves con la COVID-19 en personas de toda edad.

Los efectos neurológicos de la COVID-19 aún están en estudio y no se sabe si son efectos directos del ingreso del virus al sistema nervioso o consecuencia del efecto de la enfermedad sobre el organismo. La poca información aportada por varios estudios respecto a la evaluación clínica de los pacientes plantea que el virus involucra al sistema nervioso de forma directa, pero la confiabilidad de dichos estudios todavía está en cuestionamiento.

Los últimos resultados indican que el accidente cerebrovascular parece ser una de las afecciones de mayor incidencia en los pacientes afectados por la COVID-19. Sin embargo, todavía queda por determinar por qué se producen accidentes cerebrovasculares en las personas infectadas con COVID-19. Se cree que, en gran parte, podría ser debido al empeoramiento de los vasos sanguíneos —cosa que predispone a accidentes cerebrovasculares— sumado al hecho de que, desde la perspectiva respiratoria, esta enfermedad aguda tensiona a todo el organismo. 

En general, cuando alguien está enfermo y especialmente ante la falla del sistema respiratorio, se sabe que el cerebro sufrirá eventos adversos debido a mala oxigenación u otros efectos metabólicos. Pese a la gravedad de estos efectos, la causa directa de estos problemas en el cerebro no es el virus.

Se ha informado acerca de pacientes que han tenido COVID-19 junto con algunos signos y síntomas neurológicos, como cambios en los sentidos del gusto o del olfato y confusión. El problema es que aún desconocemos mucho acerca de la COVID-19, incluido el hecho de si estos inconvenientes son el efecto directo del ingreso del virus en el sistema nervioso y del daño cerebral, o si se trata de un efecto indirecto producido a consecuencia de la insuficiencia respiratoria o del compromiso de otros órganos. Es importante recordar que el virus de la COVID-19 no es el único que causa estos síntomas de menos sentido del olfato, pues es bien sabido que el sentido del olfato y también el del gusto se ven afectados con la gripe y que otros virus respiratorios causan problemas similares. No obstante, parece que la COVID-19 provoca esto con mayor frecuencia. De todas maneras, la duda es si el virus afecta realmente de forma directa a los nervios que intervienen en los sentidos del gusto y del olfato, o si el epitelio lesionado del aparato respiratorio es el que interactúa con el nervio en la parte posterior de la nariz.

Lo más importante que veremos desde la perspectiva neurológica respecto a la COVID-19 serán los cambios en la conciencia, en la cognición y en la dificultad de interaccionar o de ser capaz de relacionarse con el entorno. Una de las inquietudes es cuánto de todo esto será duradero y cuánto será solamente un efecto temporal de las alteraciones metabólicas. Esos son los puntos mucho más inciertos que existen en este momento. 

Dr. Allen Aksamit, Neurología, Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.


La información de esta publicación era exacta en el momento en que ocurrió, pero dada la naturaleza cambiante de la pandemia de la COVID-19, tanto los conceptos científicos como las pautas y las recomendaciones pueden haber cambiado desde la fecha original de publicación.