El tratamiento suele ayudar a mantener a raya la afección de la piel llamada morfea
ESTIMADA MAYO CLINIC:
Hace aproximadamente seis meses, en la nalga izquierda me apareció una abolladura grande y blanca. Después de la biopsia, me diagnosticaron morfea y me dijeron que pese a que no era sistémica, el metotrexato podía prevenir futuras lesiones en la piel y posiblemente curar la enfermedad. ¿Es posible eso, y cuáles son los riesgos del tratamiento?
RESPUESTA:
La morfea es un trastorno raro de la piel que causa endurecimiento indoloro y decoloración en la piel. En muchos casos, la morfea afecta solo a pocas áreas del cuerpo. La afección suele pasar sola con el transcurso de varios años y durante ese tiempo, el tratamiento generalmente mantiene a raya los síntomas.
La primera vez que se desarrolla morfea, la mayoría de las personas tiene solo una o dos lesiones, generalmente en el abdomen, el pecho o la espalda. Esas lesiones tienden a ser círculos de piel decolorada y endurecida, a veces rodeados por un borde con tinte lila. Las lesiones desaparecen con el tiempo, pero pueden dejar manchas de piel decolorada u oscurecida.
Según dónde se ubique la lesión, la morfea puede afectar la movilidad, especialmente cuando se forma en los brazos o las piernas. En algunos casos, la morfea puede producir atrofia en la piel afectada, lo que lleva al hundimiento de la piel.
No se sabe la causa específica de la morfea, pero se cree que es un tipo de trastorno autoinmune en el que el sistema inmunitario del cuerpo erróneamente ataca al tejido sano y provoca una inflamación que deriva en los síntomas. Los posibles desencadenantes de la morfea pueden incluir exposición a la radiación, traumatismo en la piel e infección reciente. La morfea, en sí misma, no es una enfermedad infecciosa, de manera que no es contagiosa.
La morfea afecta solamente a la piel y no implica a otros órganos. Cuando el proveedor de atención médica sospecha morfea, hace un examen de sangre para descartar esclerodermia, que es un trastorno relacionado más grave. La esclerodermia ocasiona el endurecimiento de la piel y del tejido conectivo del cuerpo, además de ser capaz de dañar órganos internos.
A pesar de que la morfea termina desapareciendo por sí sola con el tiempo, generalmente se recomienda tratarla para reducir los síntomas. El tratamiento funciona mejor cuando la afección se encuentra en las primeras etapas: mientras antes se trata, mejor es.
El primer paso en el tratamiento de la morfea, en un caso como el suyo en el que la afección está confinada a una zona, normalmente implica aplicar una crema tópica en la piel afectada. La crema puede incluir medicamentos como corticoides, inhibidores de la calcineurina o calcipotriol para reducir la inflamación que produce los síntomas.
Cuando la morfea es extensa, no responde al tratamiento tópico o abarca tejido más profundo, entonces el tratamiento sistémico, como el metotrexato, puede ser el siguiente paso.
El metotrexato es un fármaco que suprime al sistema inmunitario. En la morfea, generalmente se lo receta en pastilla y logra reducir con éxito los síntomas. En dermatología, este medicamento normalmente se usa en dosis bajas; debido a ello, los efectos secundarios más fuertes, tales como la extensa pérdida del cabello que puede relacionarse con el metotrexato en otras situaciones, no suele ser un problema.
Aparte del metotrexato, también existen otras alternativas de tratamiento para la morfea. Por ejemplo, la fototerapia, que emplea luz ultravioleta, puede mejorar la apariencia de la piel afectada por la morfea. Un tipo de medicamentos, llamados tetraciclinas, también pueden ayudar. Si le interesa una opción al metotrexato para tratar la morfea, consulte al médico acerca de estas y otras alternativas que quizás sean buenas para su situación.
Dr. Jason Sluzevich, Dermatología de Mayo Clinic en Jacksonville, Florida.