• El cáncer de próstata que se disemina normalmente lo hace a ganglios linfáticos y huesos

Un hombre de mediana edad y apariencia seria mira fijamente a la cámara, mientras se sostiene el mentón con la manoESTIMADA MAYO CLINIC:
Tengo 63 años y hace dos, me diagnosticaron cáncer de próstata. Poco después del diagnóstico, me extirparon la próstata, pero acabo de enterarme que el cáncer ahora está en los ganglios linfáticos. ¿Qué puedo hacer para evitar que se disemine más?

RESPUESTA:
Cuando el cáncer de próstata se disemina más allá de la glándula prostática, los sitios a donde más comúnmente se dirige son los ganglios linfáticos y los huesos. A pesar de lo difícil que puede ser tratar el cáncer de próstata que se disemina, el tratamiento existente posiblemente ayude a lentificar el cáncer o a impedirle avanzar más.

El cáncer de próstata es aquel que ocurre en la glándula prostática masculina, pequeña glándula con forma de nuez que se encarga de producir el líquido para nutrir y transportar a los espermatozoides. El cáncer de próstata es uno de los tipos más comunes de cáncer masculino y suele ser de crecimiento lento, además de estar confinado a la glándula prostática en las primeras etapas; pero puede diseminarse cuando las células cancerosas se desprenden del tumor prostático y viajan a otras áreas del cuerpo, a través del sistema linfático o del torrente sanguíneo.

Cuando el cáncer de próstata se disemina a los ganglios linfáticos, como en su caso, el tratamiento generalmente incluye terapia hormonal. En algunas personas puede también ser necesario administrar radioterapia u operar, según las circunstancias personales.

La terapia hormonal impide al cuerpo producir la hormona testosterona u obstruye los efectos de esta sobre el cáncer de próstata, lo cual resulta útil porque las células del cáncer de próstata cuentan con la testosterona para crecer y al cortar la provisión de la hormona, el cáncer puede encogerse o lentificar su crecimiento.

La terapia hormonal para el cáncer de próstata suele implicar la administración de medicamentos que impiden a los testículos recibir los mensajes para producir testosterona. Esos medicamentos se conocen como agonistas o antagonistas de la hormona liberadora de la hormona luteinizante, o LH-RH, y entre sus ejemplos están la leuprolida, el goserelín y el degarelix.

Existe otros medicamentos que obstruyen la llegada de testosterona a las células cancerosas y pueden administrarse junto con el agonista de la hormona liberadora de la hormona luteinizante o antes de su administración. Esos medicamentos se conocen como antiandrógenos y entre sus ejemplos están la bicalutamida, la enzalutamida, la flutamida y la nilutamida.

La terapia hormonal normalmente continúa mientras el tratamiento funciona, pues con el transcurso del tiempo, el cáncer de próstata puede adaptarse a la terapia hormonal y continuar creciendo pese al tratamiento. Cuando eso ocurre, el médico posiblemente sugiera una combinación diferente de terapia hormonal para ver si el cáncer responde.

Según si el cáncer se diseminó y otros factores, posiblemente se considere la radioterapia combinada con la terapia hormonal para tratar el cáncer de próstata que afecta a los ganglios linfáticos. La radioterapia emplea haces de radiación muy potentes, como los rayos X o los protones, para eliminar a las células cancerosas.

El tipo de radiación usado para combatir el cáncer de próstata que se disemina se conoce como radiación de haz externo y requiere de una máquina grande que gira alrededor del cuerpo para dirigir el haz de radiación hacia las áreas afectadas por el cáncer. Los tratamientos con radiación de haz externo normalmente se administran 5 días por semana, durante varias semanas o más.

Además de la terapia hormonal y la radioterapia, en algunos casos, también se recomienda la quimioterapia para tratar el cáncer de próstata avanzado. La inmunoterapia, que emplea el propio sistema inmunitario del cuerpo para eliminar a las células cancerosas, igualmente puede resultar útil en ciertas situaciones.

Su tratamiento específico posiblemente dependa de la rapidez con la que crece el cáncer y de cuánto se haya diseminado, así como de sus antecedentes médicos, salud general y otros tratamientos recibidos. El médico puede hablar en detalle con usted acerca de las posibles alternativas de tratamiento, así como de los riesgos y ventajas. Usted y su médico, en un trabajo conjunto, pueden crear el plan de tratamiento que mejor se acomode a sus necesidades.

Dr. J. Fernando Quevedo, Oncología Médica de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

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