Combinación de radioterapia y quimioterapia mejora la supervivencia de adultos con cáncer cerebral de bajo grado
ROCHESTER, Minnesota: Los pacientes con un tipo de cáncer cerebral de bajo grado llamado glioma que reciben radioterapia y quimioterapia con procarbazina, lomustina y vincristina (PCV) muestran un tiempo más largo de supervivencia sin avance y de supervivencia general que los pacientes a quienes solamente se administra radioterapia, revelan los resultados del ensayo clínico 9802 del Grupo de Radioterapia Oncológica (RTOG, por sus siglas en inglés), publicado en la edición del 7 de abril de la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra.
“Esta es la primera fase de un ensayo III que demuestra de forma concluyente la ventaja del tratamiento en la supervivencia de los pacientes con glioma grado 2”, comenta el Dr. Jan Buckner, autor principal del estudio. El Dr. Buckner es oncólogo y director del Departamento de Oncología del Centro Oncológico de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.
“Los primeros resultados se informaron con una mediana de 5,9 años de seguimiento de los pacientes y mostraron que existe una relación entre la radioterapia sumada a la quimioterapia PCV y una prolongación estadísticamente significativa de la mediana de supervivencia sin avance de la enfermedad, aunque no con la supervivencia general. No obstante, después de dar más seguimiento a estos pacientes, se observó también una mejoría en la supervivencia general”, señala el Dr. Buckner
Entre octubre de 1998 y junio de 2002 se inscribió a 251 pacientes con glioma de bajo grado en el ensayo RTOG 9802. Los pacientes inscritos corrían alto riesgo, comparado frente a otros pacientes con glioma de bajo grado, porque tenían 40 o más años de edad, o debido a que la cirugía no logró extirparles completamente el tumor.
Los pacientes fueron asignados aleatoriamente a 1 de 2 ramas del ensayo: radioterapia más seis ciclos de quimioterapia PCV, o radioterapia sola. Antes del tratamiento, los investigadores revisaron la patología de las muestras tumorales y las prepararon para estudios correlativos de laboratorio a fin de valorar el estado de mutación e identificar variables en el pronóstico.
A la mediana del tiempo de seguimiento de 11,9 años, se descubrió avance en 67 por ciento de los pacientes inscritos y otro 55 por ciento había fallecido. Los pacientes en la rama de radioterapia más quimioterapia PCV tenían medianas mayores de supervivencia que quienes estaban en la otra rama del ensayo y recibieron solo radioterapia (13,3 frente a 7,8 años, respectivamente; p= 0,003). El tiempo medio de supervivencia sin avance de los pacientes que recibieron radioterapia más quimioterapia PCV, frente a radioterapia solamente, fue de 10,4 años y 4 años, respectivamente. Las tasa de supervivencia sin avance a 10 años y de la supervivencia general de los pacientes en la rama de radioterapia más quimioterapia PCV, frente a los de radioterapia sola, fue de 51 por ciento frente a 21 por ciento, y de 60 por ciento frente a 40 por ciento, respectivamente.
En las distribuciones de la supervivencia sin avance y de la supervivencia general, la diferencia entre las ramas de tratamiento se hizo obvia apenas dos a cuatro años después de iniciada la aleatoriedad. Las variables favorables en el pronóstico que los investigadores identificaron para la supervivencia sin avance y general incluyeron la rama de radiación más quimioterapia PCV y una histología de oligodendroglioma.
Según se anticipaba, la toxicidad del tratamiento fue mayor en la rama de la quimioterapia PCV y coincidente con la administración a los pacientes de regímenes quimioterapéuticos compuestos por varias sustancias. Las toxicidades más comunes fueron de cansancio, anorexia, náusea y vómito, que en su mayoría tuvieron un nivel de gravedad de 1 a 2, con excepción de un nivel 3 a 4 de neutropenia.
“Nuestros resultados indican que la radioterapia inicial, seguida por la quimioterapia PVC, es necesaria para lograr una supervivencia más larga en los pacientes con glioma grado 2 y que la terapia de rescate ante una recaída después de solamente la radioterapia surte menos efecto”, anota el Dr. Buckner. “Además, se planteó la hipótesis de que otras alteraciones genéticas podrían ser las responsables de la existencia de un pequeño subconjunto de pacientes cuyos tumores gliales en el cerebro son refractarios a la quimioterapia. No obstante, la radioterapia más la quimioterapia PVC parece ser el tratamiento más eficaz que se haya identificado hasta el momento para la mayoría de pacientes con glioma grado 2”, explica el Dr. Buckner.
A pesar de que el glioma grado 2 constituya solo 5 a 10 por ciento de todos los tumores cerebrales, es el causante de síntomas neurológicos progresivos y muerte prematura en casi todos los pacientes diagnosticados con este tipo de tumor cerebral.
“El ensayo RTOG 9802 abarca a una red de investigadores de todo Estados Unidos y Canadá, quienes trabajan a través de la Red de Ensayos Clínicos del Instituto Nacional del Cáncer. Este ensayo solo podía realizarse mediante una red nacional de ensayos clínicos de financiación pública”, anota el Dr. Buckner.
La financiación para el ensayo provino del Instituto Nacional del Cáncer, y el ensayo fue realizado por los investigadores de las instituciones participantes en el Grupo Oncológico para Radioterapia, la Alianza para Ensayos Clínicos en Oncología, el Grupo de Oncología Cooperativa del Este y el Grupo Oncológico del Suroeste.
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