• Estudio descubre que bloqueo nervioso sin narcóticos controla el dolor en niños y acorta estadía en el hospital

Ilustración del pectus excavatum (tórax excavado) y de un tórax normalSAN DIEGO: Un afección congénita llamada pectus excavatum, en la que el esternón de un niño se hunde dentro del pecho, puede corregirse mediante una cirugía de invasión mínima, aunque posiblemente sea difícil controlar el dolor postoperatorio. Un estudio de Mayo Clinic descubrió una forma eficaz de controlar el dolor y de reducir el consumo de analgésicos opioides después de la cirugía y consiste en enviar al niño a casa con un catéter que le infunde un bloqueo nervioso sin narcóticos, llamado bloqueo paravertebral. Los científicos descubrieron que la aplicación de los bloqueos acorta la estadía en el hospital y disminuye el consumo de opioides después de la operación. Los resultados se presentaron durante la reunión anual de la Asociación Americana de Cirugía Pediátrica en San Diego.

El estudio se concentró en el control del dolor después del procedimiento de Nuss, mediante el  cual se hacen incisiones pequeñas y se coloca una barra de acero inoxidable o de titanio bajo el esternón para remodelar la pared torácica. Los científicos observaron el caso de 132 niños sometidos a la cirugía de Nuss entre 2010 y 2015. A 114 de esos niños se les colocó el catéter paravertebral y se continuó con las infusiones entre 2 y 5 días después del alta hospitalaria, mientras que a 18 de esos niños se les administró una inyección anestésica llamada epidural.

Los científicos descubrieron que el empleo de los catéteres paravertebrales acortó la estadía promedio en el hospital en aproximadamente un día y medio, desde 120 horas a 80 horas, y también disminuyó el consumo de analgésicos opioides. Los opioides pueden provocar efectos secundarios importantes, tales como mareo, aturdimiento, náusea, estreñimiento y riesgo de sufrir caídas, que lentifican la recuperación postoperatoria.

“Aunque la cirugía sea de mínima invasión, produce cambios importantes en la pared torácica. Sin embargo, el problema para nuestros pacientes es el dolor postoperatorio. Esta nueva técnica resolvió ese problema y es mejor que la inyección epidural porque es confiable y permite a los niños recibir el alta del hospital. Por primera vez, logramos constantemente mantener nuestra promesa de reducir al mínimo el dolor”, comenta el coautor del estudio Dr. Christopher Moir, cirujano pediátrico y torácico del Centro Pediátrico de Mayo Clinic.

Las deformidades de la pared torácica son bastante comunes. De ellas, la más frecuente es el pectus excavatum, también conocido como tórax excavado o pecho hundido. El hundimiento del esternón se nota cuando el bebé nace, pero suele empeorar durante el estirón de la adolescencia. Hasta en casos leves, el problema puede hacer que el niño esté muy consciente de su apariencia; y en casos graves, puede interferir con la función cardíaca y pulmonar.

La postura puede mejorar con fisioterapia cuando la deformidad es leve, pero en los casos moderados a graves, la cirugía es la que puede mejorarla. La operación más común para corregir el pectus excavatum solía ser un procedimiento de tórax abierto en el cual se remodelaba la caja torácica, pero últimamente se ha adoptado el procedimiento menos invasivo de Nuss que puede conllevar mucho dolor postoperatorio y posiblemente sea más doloroso que el procedimiento abierto. El control del dolor puede alterar varios resultados físicos después de la cirugía, entre ellos, cuán bien logra el niño respirar profundo, cuán pronto puede caminar después de la operación y el tiempo de permanencia en el hospital.

Las inyecciones epidurales han sido el método normalizado para controlar el dolor después de la cirugía de pectus excavatum, pero éstas se suspendían antes del alta hospitalaria, pese a que aun podía persistir un dolor fuerte. Por ello, muchos hospitales —incluida Mayo Clinic— emplearon otras alternativas, tales como el bloqueo nervioso, la administración de analgésicos controlada por el propio paciente y las inyecciones analgésicas sin narcóticos, pero con poca constancia en los datos acerca de los resultados sobre el dolor.

“El presente estudio aporta datos concretos respecto a lo que diariamente se ve en el hospital y lo que las familias dicen: el catéter paravertebral funciona”, acota el Dr. Moir.

En investigaciones anteriores de Mayo y otras instituciones ya se descubrió que el bloqueo paravertebral controlaba bien el dolor postoperatorio en la cirugía para cáncer de mama, reparación de hernia y de hombro.

La primera autora del estudio es la Dra. Natalie Dean, residente de anestesiología. El autor experto del trabajo es el anestesiólogo, Dr. Dawit Haile. Otro coautor es el cirujano pediátrico, Dr. D. Dean Potter.

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