ROCHESTER, Minnesota: Las bacterias intestinales hacen más que solo descomponer los alimentos… pueden también ayudar a predecir la susceptibilidad a la artritis reumatoide, plantea la Dra. Veena Taneja, inmunóloga del Centro para Medicina Personalizada de Mayo Clinic. La Dra. Taneja recién publicó dos estudios: uno en Genome Medicine (Medicina del Genoma) y otro en Arthritis and Rheumatology (Artritis y Reumatología), que establecen la relación entre la flora intestinal y la artritis reumatoide.
Más de un millón y medio de estadounidenses padece de artritis reumatoide, trastorno que ocasiona una dolorosa hinchazón en las articulaciones. Los científicos no entienden mucho acerca de los procesos que desencadenan la enfermedad. La Dra. Taneja y su equipo identificaron a las bacterias intestinales como una posible causa y sus estudios indican que realizar pruebas en cierta flora intestinal específica puede ayudar a los médicos a predecir y prevenir la aparición de la artritis reumatoide.
“Estos descubrimientos son fascinantes y quizás permitan personalizar el tratamiento de los pacientes”, dice la Dra. Taneja.
El trabajo publicado Genome Medicine resume un estudio sobre pacientes con artritis reumatoide, sus parientes y un grupo de control formado por gente sana. El estudio apuntó a encontrar un biomarcador (sustancia que indica una enfermedad, una afección o un fenómeno) que prediga la susceptibilidad hacia la artritis reumatoide. Los científicos observaron que la abundancia de ciertos linajes bacterianos raros causa aquel desequilibrio microbiano presente en los pacientes con artritis reumatoide.
“Gracias a la aplicación de la tecnología de secuenciación genómica, fue posible identificar algunos microbios intestinales normalmente raros y poco abundantes en gente sana, pero que se amplían en los pacientes con artritis reumatoide”, anota la Dra. Taneja.
Implicaciones de la predicción y prevención de la artritis reumatoide
Después de investigar más en ratones y, en última instancia, en humanos, la flora intestinal y las firmas metabólicas ayudarán a los científicos a crear un perfil de predicción respecto a quién podría desarrollar artritis reumatoide y el curso que la enfermedad tomaría, apostilla la Dra. Taneja.
En base a los estudios en ratones, los científicos descubrieron una vinculación entre el microbio intestinal Collinsella y el fenotipo de la artritis. La presencia de estas bacterias puede conducir a nuevas maneras de diagnosticar a los pacientes y de reducir el desequilibrio que ocasiona la artritis reumatoide, bien sea antes o en las primeras etapas, dicen el Dr. John Davis III y el Dr. Eric Matteson, reumatólogos de Mayo Clinic y coautores del estudio. La investigación continua posiblemente lleve a tratamientos preventivos.
Posibilidad de un tratamiento más eficaz con menos efectos secundarios
El segundo trabajo se publicó en Arthritis and Rheumatology y exploró otra faceta de las bacterias intestinales: la Dra. Taneja trató a un grupo de ratones susceptibles a la artritis con una bacteria, la Prevotella histicola, y lo comparó frente a un grupo que no recibió tratamiento. El estudio descubrió que en los ratones tratados con la bacteria disminuyó la frecuencia y gravedad de los síntomas y hubo menos afecciones inflamatorias relacionadas con la artritis reumatoide. El tratamiento produjo menos efectos secundarios, tales como ganancia de peso y atrofia vellositaria —afección que impide al intestino absorber nutrientes—, los cuales pueden vincularse con otros tratamientos más tradicionales.
Si bien todavía no se han llevado a cabo ensayos en humanos, los sistemas inmunitarios y la artritis de los ratones imitan a los de los humanos, por lo que conllevan la esperanza de efectos positivos similares. Debido a que la bacteria forma parte de un intestino humano sano, la probabilidad de que el tratamiento tenga efectos secundarios es menor, explica el coautor del estudio y gastroenterólogo de Mayo Clinic, Dr. Joseph Murray.
La artritis reumatoide es un trastorno autoinmune que ocurre cuando el cuerpo erróneamente se ataca a sí mismo. El cuerpo descompone los tejidos que rodean las articulaciones, ocasionando una hinchazón capaz de erosionar el hueso y deformar la articulación. La enfermedad también puede hacer daño en otras partes del cuerpo, entre ellas, la piel, los ojos, el corazón, los pulmones y los vasos sanguíneos.
El estudio contó con el financiamiento del Centro para Medicina Personalizada de Mayo Clinic, entidad que apoya la investigación dirigida hacia el descubrimiento de tratamientos compatibles con la composición genética única de cada paciente. Además, apoya la transformación de los descubrimientos fruto de las investigaciones en aplicaciones prácticas para la atención médica de los pacientes.
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