ESTIMADA MAYO CLINIC:
¿Cuál es la diferencia entre osteoporosis y osteopenia? ¿Se tratan de manera diferente?
RESPUESTA:
La osteoporosis y la osteopenia son afecciones relacionadas entre sí y vinculadas a la salud ósea. La osteopenia puede preceder a la osteoporosis, pero no siempre. El tratamiento de estos trastornos es similar porque los objetivos terapéuticos de ambas son de fortalecer los huesos para hacer más lenta la pérdida ósea.
Los huesos están en constante estado de renovación. De manera regular, el cuerpo descompone el hueso viejo y crea nuevo hueso. Cuando uno es joven, el cuerpo crea nuevo hueso más rápido de lo que descompone el hueso viejo, aumentando la masa ósea. La mayoría de personas alcanza el pico de masa muscular entre los 25 y 35 años de edad.
A medida que uno envejece, pierde masa ósea más rápido de lo que crea nuevo hueso. Eso significa que mientras más alto sea el pico de masa muscular alcanzado en la juventud, más hueso tiene el cuerpo para mantener la salud ósea durante el resto de la vida.
La osteopenia ocurre cuando la densidad ósea de una persona está por debajo de lo normal y la afección aumenta el riesgo de sufrir fracturas óseas. La osteoporosis se presenta cuando el cuerpo ya no puede crear nuevo hueso al mismo ritmo que descompone el hueso viejo, y eso conduce a huesos débiles, frágiles y fáciles de quebrarse.
La osteopenia y la osteoporosis generalmente se diagnostican en base a los resultados de la densidad ósea. La prueba mide la cantidad de gramos de calcio y otros minerales óseos en un segmento de hueso. Los huesos donde normalmente se realiza la prueba son la columna, la cadera y el antebrazo. Mientras mayor es el contenido mineral del hueso, más densidad ósea hay; y mientras mayor densidad tienen los huesos, más fuertes son y menos proclives a fracturarse.
Los resultados de la prueba de la densidad ósea se presentan en una cifra llamada puntaje T. Se considera normal un puntaje T de -1 o más; el puntaje T entre -1 y -2,5 se denomina osteopenia; y el puntaje T de -2,5 o menos indica la presencia de osteoporosis. En aquellas situaciones en que una persona se fractura fácilmente los huesos, también se puede diagnosticar osteoporosis, aunque el puntaje T no recaiga dentro del rango de osteoporosis.
La osteoporosis requiere tratamiento que, en ciertos casos, puede también ser adecuado para la osteopenia. Por lo general, se recetan los medicamentos conocidos como bisfosfonatos a quienes padecen de osteoporosis y osteopenia. Dichos fármacos son útiles porque han demostrado lentificar el proceso de descomposición ósea. Algunos ejemplos de bisfosfonatos son, entre otros, el alendronato, el risedronato y el ibandronato.
Consumir suficiente calcio y vitamina D en la alimentación también puede ayudar a la salud ósea. Los hombres y mujeres de 18 a 50 años de edad necesitan 1000 miligramos de calcio diarios. Esa cantidad diaria aumenta a 1200 miligramos en las mujeres de 50 años o más, y en los hombres a partir de 70 años.
Las mejores fuentes de calcio son los productos lácteos bajos en grasa, las verduras de hojas verde oscuro, las sardinas sin deshuesar enlatadas, el salmón enlatado y los productos de soja. Muchos cereales para desayuno y juegos también están fortificados con calcio.
El cuerpo necesita la vitamina D para absorber el calcio. Las personas pueden obtener toda la vitamina D necesaria de la exposición a la luz solar. En caso de que le diagnostiquen osteopenia u osteoporosis, el médico puede solicitar un análisis de sangre para revisar el nivel de vitamina D y si es muy bajo, posiblemente se le recete un suplemento.
Hacer ejercicio regularmente puede ayudar a fortalecer los huesos y lentificar la pérdida ósea. Lo mejor suele ser combinar ejercicios de fortalecimiento muscular con los ejercicios físicos que implican cargar el peso del propio cuerpo. El fortalecimiento muscular ayuda a reforzar los músculos y huesos de los brazos y columna dorsal. Los ejercicios que implican cargar el peso del propio cuerpo, como caminar, trotar, correr, subir escaleras, saltar soga o esquiar, repercuten positivamente sobre todo el esqueleto y son particularmente provechosos para los huesos de las piernas, caderas y columna lumbar.
Nadar, andar en bicicleta y hacer ejercicio en aparatos como las máquinas elípticas también es un buen ejercicio cardiovascular. No obstante, dado que son ejercicios de bajo impacto, no son igual de útiles para mejorar la fuerza ósea que los ejercicios que implican cargar el propio peso. — Dr. Bart Clarke, Endocrinología, Mayo Clinic de Rochester, Minnesota.
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