• La pérdida de la audición debe evaluarse apenas se reconoce

ESTIMADA MAYO CLINIC:
Mi marido tiene 68 años y ha perdido un poco la audición, pero no va al médico porque dice que eso es parte normal de envejecer y cree que no hay mucho que hacer al respecto. ¿Cuál es el tratamiento para la pérdida de la audición relacionada con la edad, aparte de los audífonos? ¿Hay alguna ventaja en evaluar la audición ahora, frente a esperar hasta que empeore?

Ilustración del oído y descripción de la pérdida auditiva
Pérdida auditiva: miles de diminutos vellos o cilios se adhieren a las células nerviosas en la cóclea para ayudar a convertir las vibraciones de los sonidos (enviadas por los huesecillos del oído medio) en señales eléctricas que se transmiten al cerebro. Cuando los cilios se doblan o rompen, o cuando las células nerviosas se dañan, las señales no se transmiten bien y eso deriva en la pérdida de la audición.

RESPUESTA:
Su pregunta es muy buena y algo que a menudo se ve en los pacientes, pues generalmente, una persona acude al médico para evaluar la pérdida de la audición a pedido de sus familiares y amigos, mas no por iniciativa propia. Existen dos razones principales por las que es importante evaluar la pérdida de la audición apenas se reconoce: primero, para determinar la causa; y segundo, para revisar las posibles alternativas de tratamiento. Según cuál sea la causa de la pérdida de la audición, una intervención temprana puede conducir a mejores resultados.

El primer punto y el más importante quizás sea que si bien la pérdida auditiva se presenta en muchas personas mayores de 50 años, no siempre es debida a lo que se conoce como “pérdida de la audición relacionada con la edad” o presbiacusia. En un pequeño porcentaje de pacientes, la pérdida de la audición puede ser el primer síntoma que se reconoce de un problema subyacente más grave, como un tumor. Esto puede ser particularmente cierto en los pacientes que repentinamente sufren un deterioro en la audición, o en casos en que la pérdida de la audición es peor en un oído que en el otro. Cuando junto a la pérdida de la audición, también se presenta supuración del oído, parálisis facial, dolor de cabeza, habla arrastrada o debilidad, el médico debe evaluar la situación cuanto antes.

La pérdida de la audición generalmente es parte del proceso de envejecimiento, pero en prácticamente todos los casos, existen maneras eficaces de controlarla. A fin de decidir el mejor método de tratamiento, es fundamental identificar el tipo y gravedad de la pérdida auditiva, lo que puede determinarse mediante un examen conocido como audiograma.

La pérdida de la audición se divide en dos clases básicas: conductiva y neurosensorial. La pérdida conductiva normalmente implica un problema en el conducto auditivo externo, el tímpano o los tres huesecillos del oído. Las causas comunes de este patrón de pérdida auditiva son, entre otras, la acumulación de cerumen en el oído, las infecciones, una perforación del tímpano, y la rigidez o ausencia de los huesecillos del oído.

La pérdida neurosensorial generalmente implica daños al órgano de la audición, llamado cóclea, o al nervio auditivo. En los adultos, las causas más comunes de la pérdida neurosensorial de la audición son la pérdida auditiva relacionada con la edad y los antecedentes de exposición a ruidos altos.

La pérdida de la audición relacionada con la edad normalmente es gradual y suele afectar a ambos oídos por igual. Muchas personas notan este tipo de pérdida de la audición por primera vez cuando empieza a ser difícil escuchar a los demás en un ambiente ruidoso o al hablar por teléfono.

Cuando la pérdida de la audición está vinculada a la edad, los audífonos generalmente son el medio más eficaz de controlarla. Si bien a algunas personas posiblemente les desagrade la idea de usar audífonos, los modelos actuales son pequeños, discretos y algunos hasta encajan completamente dentro del conducto auditivo externo, volviéndose casi invisibles.

Muchos tipos de pérdida conductiva de la audición mejoran considerablemente con una operación. En casos leves o moderados de pérdida conductiva o neurosensorial, los audífonos son muy eficaces. Como alternativa a los audífonos convencionales, algunos pacientes podrían optar por dispositivos auditivos de implantación. En casos graves, en cambio, los audífonos generalmente no son tan útiles y un implante coclear podría ser la alternativa a considerar.

Las investigaciones han demostrado que el tratamiento de la pérdida de la audición relacionada con la edad conlleva muchas ventajas, tales como mejorar la capacidad de escuchar en situaciones sociales y comunicarse con los demás. Eso permite a los adultos mayores continuar más fácilmente con su rutina habitual e interactuar con amigos, familiares y demás personas con las que se relacionan a diario. Mi recomendación para su marido es que acuda pronto a que se le evalúe la pérdida de la audición.

Dr. Matthew Carlson, Otorrinolaringología, Mayo Clinic de Rochester, Minnesota

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