Científicos descubren que más padres de familia dicen que no vacunarán a sus hijas contra el VPH
ROCHESTER, Minnesota — 20 de marzo de 2013. Un creciente porcentaje de padres dice que no administrará a sus hijas adolescentes la vacuna que las protege contra el virus del papiloma humano, pese a que los médicos cada vez más recomienden vacunar a las adolescentes, revela un estudio realizado por Mayo Clinic y otras instituciones. Más de 2 de cada 5 padres encuestados considera innecesaria la vacuna contra el VPH, y una creciente cantidad se preocupa por los posibles efectos secundarios, descubrieron los científicos. Los resultados se publicaron en la nueva edición de la revista Pediatrics (Pediatría).
En total, los científicos analizaron tres vacunas que habitualmente se recomiendan a las adolescentes en Estados Unidos: la vacuna que protege contra el VPH de transmisión sexual; la Tdap, contra el tétanos, la difteria y la pertusis acelular; y por último, la vacuna antimeningocócica conjugada tetravalente o vacuna MCV4. A pesar de que las tasas de vacunación actualizada de las tres vacunas aumentaron, la proporción de niñas completamente inmunizadas contra el VPH (con tres dosis en seis meses) fue considerablemente menor que la proporción de las otras dos vacunas.
Hace cinco años, 40 por ciento de los padres encuestados dijo que no vacunaría a sus hijas contra el VPH. En el año 2009, esa cifra aumentó a 41 por ciento y en el año 2010, a 44 por ciento.
"La vacuna, entonces, va en la dirección contraria", comenta el investigador experto Dr. Robert Jacobson, pediatra del Centro Infantil de Mayo Clinic.
El estudio descubrió que la cantidad de padres de familia preocupados por la seguridad de la vacuna contra el VPH aumentó de 5 por ciento en el año 2008 a 16 por ciento en el año 2010, mientras que apenas uno por ciento mostró preocupación por la seguridad de las vacunas Tdap y MCV4.
Durante los mismos años, cada vez más estudios demostraron la seguridad y eficacia de la vacuna contra el VPH en ese grupo etario, anota el Dr. Jacobson, quien participó en los comités para revisión de la seguridad en dos de dichos estudios. La vacuna evita el cáncer del cuello del útero y otros cánceres genitales porque previene las infecciones por el virus del papiloma humano que conducen a ese tipo de cáncer, añade el médico.
Los científicos analizaron los datos de la Encuesta Nacional sobre la Vacunación de Adolescentes respecto a las muchachas de 13 y 17 años durante los años de 2008 a 2010. Descubrieron que hasta el año 2010, ocho de cada diez adolescentes había recibido la vacuna Tdap y aproximadamente 63 por ciento había también recibido la vacuna MCV4; sin embargo, apenas un tercio de las niñas había recibido la vacuna contra el VPH.
La tasa de vacunación contra el VPH aumentó, ya que en el año 2008 fue de solamente 16 por ciento. No obstante, más padres de familia informaron que no tenían intenciones de vacunar a sus hijas contra el VPH, mencionando las siguientes razones, entre otras: esta vacuna no se recomienda; falta de conocimiento al respecto; la vacuna es innecesaria; la vacuna no es adecuada para la edad de las niñas; existe preocupación por la seguridad y/o los efectos secundarios de la vacuna; y la niña no es sexualmente activa.
Según los padres de familia encuestados, más médicos recomiendan la vacuna contra el VPH; pero a pesar de ello, la recomiendan sólo el 50 por ciento del tiempo. El Dr. Jacobson indica que los hechos, en cambio, demuestran la necesidad de la vacuna.
"El VPH es básicamente el causante del 100 por ciento del cáncer del cuello del útero y una de cada dos mujeres en Estados Unidos sufre por lo menos una infección por VPH en su vida. Es una infección silenciosa, de manera que la mujer no puede saber si estuvo expuesta a ella o si la tuvo", explica el doctor Jacobson. "Si bien la mayoría de infecciones por VPH se supera, un porcentaje se queda allí e inicia el proceso de los cambios cancerosos. La vacuna contra el VPH es una vacuna contra el cáncer".
El Dr. Jacobson señala que la vacuna es más eficaz en las adolescentes menores que entre las mayores. Mayo Clinic normalmente empieza la serie de la vacuna a los 9 años.
"La vacuna funciona mejor mientras menor es la niña y pierde su utilidad después de que la niña crece y se expone al virus. Por lo tanto, nuestro mensaje debe ser el siguiente: vacune ahora a su hija, mientras es pequeña y responde a la vacuna", dice el Dr. Jacobson, director médico del Programa de Vacunas, parte de Salud para los Empleados y la Comunidad de Mayo Clinic.
Son también coautores del estudio el Dr. Paul Darden, el Dr. David Thompson, Jessica Hale y la
Dra. Monique Naifeh, por parte de la Universidad de Oklahoma; así como el Dr. James Roberts y Charlene Pope, por parte de la Universidad Médica de Carolina del Sur.
El estudio estuvo financiado por el subsidio R40 MC 21522, a través del Programa para Investigación sobre la Salud Materna e Infantil del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos. El Dr. Darden ofreció consultoría y asesoría a Pfizer Inc. El Dr. Jacobson, por su parte, fue el principal investigador en dos estudios multicéntricos sobre vacunas financiados por Pfizer, uno financiado por Novartis, y todos realizados en Mayo Clinic. El Dr. Jacobson además es miembro de un comité para revisión de la seguridad de una vacuna del estudio y de una junta para controlar los datos y la seguridad de otros dos estudios sobre vacunas, todo financiado por Merck.
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