Puntos destacados de la edición de abril de 2014 de Mayo Clinic Health Letter
ROCHESTER, Minnesota — Estos son los puntos más destacados de la edición de abril de Mayo Clinic Health Letter. Puede citar esta publicación con la frecuencia que desee, pero para reimprimirla debe pagar una cuota. Es necesario hacer referencia a Mayo Clinic Health Letter; por lo que, de acuerdo con sus políticas editoriales, incluya la siguiente información para suscribirse: Visite www.HealthLetter.MayoClinic.com o llame gratis para solicitar información sobre suscripciones al 800-333-9037, extensión 9771.
¿Cómo mejora la recuperación el efecto placebo?
Los científicos se esfuerzan por entender mejor el efecto placebo, cómo funciona y cómo se lo puede emplear para mejorar la terapia. La edición de abril de Mayo Clinic Health Letter explica lo que se sabe sobre este fenómeno y cómo podría servir para mejorar la salud.
El efecto placebo es más evidente en la investigación médica, y consiste en la creencia de una persona de que un tratamiento inactivo funciona igual de bien que la terapia supuestamente activa que se encuentra en estudio. Los avances médicos bien intencionados, comparados con el tratamiento con placebo, a veces obtienen la mayor parte de su beneficio de las expectativas positivas más que de la terapia misma.
El efecto placebo no se limita a la investigación ni necesariamente implica terapias falsas, sino que puede ocurrir hasta cierto grado en cualquier momento en que el paciente busca curación dentro de un entorno que crea la expectativa de mejorar. Además, el efecto placebo no es independiente ni se contrapone a las terapias verdaderamente activas de eficacia comprobada. En muchos casos, los fármacos, inyecciones y cirugías eficaces pueden atribuir gran parte de su eficacia a la recuperación que se produce con el transcurso del tiempo, igual que el efecto placebo.
La efectividad del efecto placebo puede variar de cero a 100 por ciento, incluso dentro de la misma afección. La variación puede obedecer a creencias o expectativas preestablecidas, a las palabras o tono empleado por el médico y a los mecanismos biológicos del cuerpo, tales como aquellos que inciden sobre el dolor, el sistema inmune y las sustancias químicas producidas por el cuerpo ante el estrés.
La terapia óptima no es evitar el efecto placebo, sino más bien añadirlo a la recuperación. Los científicos todavía no entienden completamente cómo se puede emplear el efecto placebo para ayudar a las personas que necesitan curarse, aunque al parecer existen varios factores importantes, entre ellos:
Creer que mejorará la salud: los pacientes que se mantienen optimistas mejoran su situación porque cotejan sus creencias con sus acciones. Esos pacientes siguen las recomendaciones de la terapia, se concentran en una alimentación sana, permanecen físicamente activos, mantienen la conexión social e invierten tiempo en relajarse y reducir el estrés.
Relación sana con los demás: confiar y fiarse en el médico sustenta la recuperación, igual que mantener una relación sana con familiares y amigos.
Terapias alternativas: añadir terapias alternativas, como acupuntura, masaje, manipulación de la columna, meditación o hipnosis, posiblemente desempeña una función en el efecto placebo.
A medida que los médicos sepan más sobre el efecto placebo, se anticipan que surjan más intentos deliberados por emplear abiertamente su poder.
El mareo a menudo puede tratarse con la ayuda de un médico
Los eventos recurrentes de mareo no deben pasarse por alto, dice la edición de abril de Mayo Clinic Health Letter. Todo ataque recurrente, fuerte o repentino y/o evento prolongado de mareo, desmayo, aturdimiento o vértigo puede ser señal de un trastorno subyacente y amerita acudir al médico.
La edad aumenta el riesgo de sufrir ciertas afecciones que ocasionan mareo y falta de equilibrio. Los síntomas pueden deberse a más de una causa, pero por lo general, las afecciones subyacentes no son mortales y pueden controlarse con la ayuda de un médico.
A fin de mantener el equilibrio, es preciso que el cerebro, los ojos, los nervios sensitivos y el oído interno funcionen como un sistema finamente sintonizado que recoge y procesa información sobre el movimiento del cuerpo en relación con el entorno circundante. El equilibrio también depende de que el corazón lata bien de forma constante, así como de que los vasos sanguíneos mantengan estable la presión y que circule un volumen adecuado de sangre por todo el cuerpo.
Las posibles razones para perder el equilibrio incluyen debilitamiento muscular, daños nerviosos en piernas o brazos, trastornos de ansiedad, migrañas, trastornos del sistema nervioso central como la esclerosis múltiple y ciertos medicamentos. En los ancianos, especialmente los antidepresivos y anticonvulsivantes para controlar la presión arterial alta pueden provocar mareo.
Descubrir lo que contribuye al mareo suele ser un proceso de eliminación. El médico le sugerirá realizar una serie de exámenes para determinar si los síntomas derivan de problemas en el oído interno o de otras enfermedades que pueden tratarse o controlarse de manera diferente.
A pesar de que sea raro, el mareo también puede indicar la presencia de una enfermedad grave. Una persona debe buscar atención médica de emergencia si el mareo se presenta junto con:
- Dolor de cabeza nuevo, diferente o fuerte
- Visión borrosa o doble
- Pérdida del oído
- Alteración del habla
- Debilidad en la pierna o brazo
- Pérdida del conocimiento
- Dificultad para andar o una caída
- Entumecimiento u hormigueo
- Dolor del pecho, taquicardia y/o latidos cardíacos lentos
Cualquiera de estos signos o síntomas pueden indicar la presencia de un problema grave, como un accidente cerebrovascular, un tumor cerebral o una enfermedad del corazón.
Protrusión en la garganta puede provocar dificultad para tragar
Cuando tragar progresivamente se vuelve más difícil, esa puede ser la señal de la presencia del divertículo de Zenker, protrusión que se desarrolla en la parte posterior de la garganta.
La edición de abril de Mayo Clinic Health Letter expone este problema, que pese a ser bastante raro en la población general, ocurre con mayor frecuencia entre los hombres mayores de 70 años.
Los médicos creen que el divertículo de Zenker empieza a desarrollarse cuando el reflejo de deglución pierde la coordinación debido a la incapacidad de ciertos músculos de abrirse completamente en el momento adecuado. Eso puede ocurrir debido a varios cambios propios de la edad. La dificultad para tragar aumenta la presión en el esófago, obligándolo a protruir gradualmente en algún punto débil y formar una especie de saco.
Con el transcurso de los meses o años, ese saco protruido crece y atrapa partículas de comida, mucosidad y hasta pastillas. A medida que se llena, los síntomas pueden ser de continua dificultad para tragar, irritación de la garganta, mal aliento o un ruido de gorjeo en la parte posterior de la garganta. Cuando la protrusión alcanza un tamaño suficiente, el contenido puede derramarse en la garganta después de comer, ocasionando que la persona tosa o escupa la comida. El contenido del saco protruido puede inhalarse e ingresar a los pulmones. En casos extremos, se vuelve muy difícil comer y deglutir, ocasionado pérdida de peso y mala nutrición.
Se recomienda operar cuando los síntomas se tornan problemáticos. Por lo general, la cirugía puede realizarse de manera endoscópica, con la introducción de los instrumentos a través de la garganta.
A fin de corregir el problema, el cirujano abre el saco protruido hacia la garganta y convierte el divertículo en parte del esófago. La cirugía logra mejorar los síntomas en alrededor de 90 por ciento de casos; pero en quienes la situación no mejora, se puede realizar un segundo procedimiento para abrir aún más el divertículo.
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