La tos crónica en los niños puede ser síntoma de asma
ESTIMADA MAYO CLINIC:
Mi hijo de 8 años tose a veces por la noche y dice que le duele el pecho durante varias semanas, pero nunca se queja de eso en el día. ¿Podría tener asma, y en tal caso, cómo se diagnostica? Si fuese leve, ¿necesitaría tratamiento de todas maneras?
RESPUESTA:
En base a los síntomas que usted describe, es posible que su hijo padezca asma. El médico del niño puede confirmar el diagnóstico mediante un examen que mide la función pulmonar, conocido como espirometría. Siempre se recomienda tratar el asma a fin de aliviar los síntomas, incluso en los casos leves.
Cuando alguien padece asma, las pequeñas vías respiratorias de los pulmones se estrechan, hinchan y producen mucosidad, lo que conduce a presentar varios signos y síntomas. En los niños mayores de 3 años, el síntoma más específico de asma suele ser la sibilancia o silbido del pecho; pero en algunos niños, el único síntoma puede ser la tos crónica. El asma puede producir tos nocturna persistente, que consiste en toser durante más de tres semanas seguidas, o tos ante la exposición al aire frío, al ejercicio o a la risa.
Cuando se sospecha asma en un niño mayor de 5 años, el panel de expertos del Programa Nacional para Educación y Prevención del Asma recomienda realizar el examen de la función pulmonar mediante la espirometría. En dicho examen, el niño deberá inhalar y exhalar lo más fuerte posible durante varios segundos dentro de un tubo conectado a una máquina llamada espirómetro.
A fin de realizar la espirometría, posiblemente se administre al niño un medicamento llamado metacolina. En algunas personas que padecen asma, ese fármaco provoca la obstrucción de las vías respiratorias, y luego se administra mediante inhalación un broncodilatador o medicamento que revierte la obstrucción de las vías respiratorias. Si la espirometría revela evidencias de obstrucción de las vías respiratorias, entonces es probable que el niño padezca asma, sobre todo si la obstrucción revirtió con el broncodilatador inhalado.
Los resultados de la espirometría no solamente revelan la presencia de asma, sino que también pueden medir la gravedad de la afección. Las dos medidas principales que se obtienen durante la espirometría son el volumen espiratorio forzado y la capacidad vital forzada.
El volumen espiratorio forzado muestra cuánto aire se puede forzar de los pulmones en un segundo. En los niños que padecen asma, los niveles del volumen espiratorio forzado normalmente son menores de lo normal, especialmente cuando la afección no está bien controlada. La capacidad vital forzada es la mayor cantidad de aire que se puede exhalar forzadamente después de inhalar lo más profundo posible y aunque normalmente no cambia con el asma, puede alterarse con otras afecciones pulmonares.
Si la espirometría confirmara el diagnóstico de asma, aunque sea leve, el tratamiento con un broncodilatador inhalado puede ayudar al niño a controlar el síntoma de la tos. Además, el tratamiento con el broncodilatador inhalado también puede ser útil en caso de que el niño sienta que le falta el aire o presente sibilancia.
En algunos casos de asma persistente, hay que administrar la terapia a diario, que generalmente es mediante un corticosteroide inhalado. Esos medicamentos antiinflamatorios son más eficaces y suelen utilizarse mucho para controlar el asma a largo plazo porque disminuyen la hinchazón y estrechez de las vías respiratorias pequeñas.
Si se le diagnostica asma a su hijo, solicite al médico que prepare un plan de acción para él. Todo niño que padece asma debe contar con un plan que delinee el tratamiento, tanto en casa como en la escuela o guardería infantil. Distribuya una copia de dicho plan entre las personas encargadas del cuidado del niño y los maestros para que todos sepan sobre la afección y qué hacer ante un ataque de asma.
Dr. Brian A. Lynch, Pediatría de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.