• Diferencias entre hombres y mujeres pueden repercutir sobre el riesgo para enfermedades cardíacas

ESTIMADA MAYO CLINIC:
Sé que la enfermedad cardíaca es la principal causa de muerte entre hombres y mujeres, pero quiero saber si es verdad que existen diferencias entre los factores de riesgo de ambos sexos.

Corazón rojo en las manos de un hombre y una mujerRESPUESTA:
Usted está en lo correcto respecto a que la enfermedad cardíaca es la causa principal de muerte entre hombres y mujeres en Estados Unidos. Muchos factores de riesgo son iguales para ambos sexos, pero existen algunas diferencias entre los hombres y las mujeres que pueden repercutir sobre el riesgo personal para sufrir una enfermedad del corazón.   

Uno de los factores de riesgo más importantes para padecer una enfermedad cardíaca, tanto entre hombres como entre mujeres, es el hábito de fumar. La nicotina es capaz de estrechar las arterias y el monóxido de carbono puede dañar el revestimiento interno de éstas, haciendo a los vasos sanguíneos más proclives a engrosarse y ponerse rígidos, afección conocida como arterioesclerosis. La arterioesclerosis termina restringiendo la circulación sanguínea, lo que aumenta el riesgo de padecer una enfermedad del corazón. Por ello, los ataques cardíacos son más comunes entre los fumadores que entre los no fumadores.

Los estudios han demostrado que en las mujeres, el hábito de fumar es un factor de riesgo más peligroso que en los hombres. La mujer fumadora es doblemente proclive a sufrir un ataque cardíaco que quien no fuma. Dejar de fumar es una de las mejores maneras de reducir el riesgo para enfermedades del corazón.

Las personas obesas, sean hombres o mujeres, corren asimismo alto riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca. El exceso de peso es particularmente peligroso porque suele desencadenar otras enfermedades, tales como diabetes, hipertensión y colesterol alto. Todos esos trastornos, en sí mismos, también pueden tornar a una persona más susceptible a contraer una enfermedad cardíaca.

Las investigaciones plantean que las personas con afecciones que producen inflamación son más proclives a desarrollar enfermedades cardíacas. Ciertas afecciones inflamatorias, como la artritis reumatoide y el lupus son más comunes entre las mujeres. Ambas enfermedades aumentan el riesgo para enfermedades cardíacas al doble o triple, por lo menos. Algunos trastornos reumatológicos que producen inflamación y se presentan con mayor frecuencia entre los hombres, como la artritis psoriásica y la espondilitis anquilosante, también pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.

Varios factores propiamente femeninos igualmente repercuten sobre la probabilidad de desarrollar enfermedades cardíacas. Primero, las mujeres que sufren de hipertensión durante el embarazo, concretamente de pre-eclampsia o toxemia, tienen mayor tendencia a desarrollar alguna enfermedad cardíaca más adelante en la vida.

Segundo, la hormona femenina del estrógeno parece que desempeña un efecto protector en las mujeres y disminuye el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas; pero después de la menopausia, la protección disminuye según desciende el nivel de estrógeno en el organismo femenino y eso torna a las mujeres posmenopaúsicas más vulnerables a las enfermedades cardíacas. Las mujeres que experimentan una menopausia prematura, a la edad de 40 años o menos, y que no reciben terapia hormonal tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar enfermedades cardíacas que las demás.

Todos los factores mencionados hasta el momento pueden prevenirse, tratarse o controlarse de alguna manera. No obstante, un factor de riesgo importante para las enfermedades cardíacas que no puede controlarse son los antecedentes familiares. Cuando uno de los padres o hermanos sufrió un ataque cardíaco, a los 55 años para los hombres y 65 años para las mujeres o antes, entonces el riesgo personal aumenta.

Afortunadamente, más de 80 por ciento de las enfermedades cardíacas pueden prevenirse mediante un estilo de vida sano para el corazón, que incluye una alimentación con bajo contenido de grasas saturadas y rica en frutas y verduras, actividad física realizada de manera regular, mantenimiento de un peso corporal sano y no fumar.

Todos pueden revisar su situación personal y realizar cambios positivos en base a sus circunstancias personales. En muchos casos, dichos cambios posiblemente disminuyan el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca y aumenten la probabilidad de gozar de una vida larga y con un corazón sano.

Dra. Sharon L. Mulvagh, Clínica para el Corazón Femenino, Mayo Clinic de Rochester, Minnesota

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