Para los millones de personas que padecen migraña, la búsqueda de algo que les alivie el dolor quizás se parezca a un juego macabro.
“Gire la ruleta, vea en qué medicamento cae y pruébelo. En eso consiste el proceso de ensayo y error que nos hemos visto obligados a usar en los casos de migraña”, señala el Dr. David Dodick, neurólogo de la sede de Mayo Clinic en Arizona.
La Organización Mundial de la Salud clasifica a la migraña como la tercera enfermedad mundial en cuanto a prevalencia. En Estados Unidos, la migraña afecta a 38 millones de personas y se calcula que su costo anual supera los 20 mil millones de dólares. Las repercusiones de la migraña son todavía mayores por el hecho de que estos ataques, a menudo, empiezan a presentarse a temprana edad.
“La migraña afecta a la gente durante los mejores años de su vida, cuando intentan estudiar, forjar sus carreras profesionales y criar a sus hijos. Los efectos que causa en estas personas perduran toda la vida”, afirma el Dr. Dodick.
No obstante, la atención médica de este trastorno está cambiando gracias a la nueva información acerca de la biología detrás de la migraña y al surgimiento de terapias creadas específicamente para tratarla y prevenirla.
“Es una nueva era y en los próximos años, seremos testigos de la aparición de una plétora de terapias basadas en los mecanismos específicos de la enfermedad. Nunca me he sentido más optimista por estos pacientes que ahora, con esta gama de alternativas en el arsenal terapéutico”, dice el Dr. Dodick.
Mayo Clinic está a la vanguardia de este esfuerzo y participa tanto en el diseño como en el análisis de los datos obtenidos en los ensayos clínicos sobre nuevos tipos de medicamentos para la migraña, como las investigaciones presentadas en Neurology, JAMA Neurology, JAMA y Cephalalgia en 2018. En el laboratorio, Mayo Clinic usa imágenes avanzadas del cerebro para crear biomarcadores capaces de clasificar este trastorno de la migraña, que es notoriamente subjetivo. Los neurólogos de Mayo Clinic también dirigieron el ensayo que llevó a la aprobación de un dispositivo no invasivo para neuroestimulación, cuyo objetivo es prevenir los ataques de migraña.
La piedra angular de este nuevo método es la medicina de precisión, o sea, la personalización del diagnóstico y del tratamiento para prestar la mejor atención médica a cada paciente.
“Es un cambio enorme en el paradigma. Para los pacientes, esto significa más alternativas de tratamiento eficaces y menos efectos secundarios agobiantes. Como médica clínica y científica, me entusiasma participar en esto que también es fascinante para los pacientes”, señala la Dra. Amaal Starling, neuróloga de Mayo Clinic.
Crear soluciones dirigidas
El mayor reto en el tratamiento de la migraña quizás sea la escasez de terapias específicas contra la enfermedad. Durante años, el tratamiento de la migraña se basaba en medicamentos creados para tratar otras enfermedades, tales como epilepsia, hipertensión y depresión. “Pese a que estos medicamentos habían sido autorizados para el tratamiento de la migraña, no se fundamentaban en ningún mecanismo cerebral relacionado con ella”, explica el Dr. Dodick.
Los medicamentos de tipo triptanes, elaborados específicamente para la migraña en la década de los años 90, tenían por función constreñir los vasos sanguíneos alrededor del cerebro. La razón era que, en ese momento, se creía que la migraña era producto de la dilatación anormal de los vasos sanguíneos, pero los estudios posteriores demostraron que ese no es el caso.
“En realidad, el mecanismo para el cual se crearon estos fármacos no es relevante ni necesario”, asegura el Dr. Dodick. Además, precisamente porque los triptanes constriñen los vasos sanguíneos, no se los puede recetar a quienes tienen factores de riesgo considerables para enfermedad cardiovascular.
Los nuevos tipos de terapias para la migraña apuntan contra ciertos neuropéptidos, conocidos como “CGRP” y “PACAP”.
“A medida que nuestra comprensión de la biología detrás de la migraña iba refinándose más, descubrimos estos neuropéptidos que, al parecer, tienen un papel fundamental”, opina el Dr. Dodick.
A fin de saber más sobre los desencadenantes personales de la migraña y la respuesta individual al tratamiento, Mayo Clinic creó un registro con pacientes de varios centros médicos de Estados Unidos que padecen migraña. El registro es el primero en su tipo e incluye varios puntos de datos sobre los pacientes, muestras de sangre y un banco de imágenes donde se guardan las resonancias magnéticas y las tomografías computarizadas. Un segundo registro internacional empezó en Australia y el Reino Unido, con la idea de ampliarlo a otros países.
“En los siguientes tres a cinco años, esperamos que aparezcan varias terapias nuevas, basadas en los mecanismos de la migraña y con distintas dianas para los diferentes pacientes. No hay que perder el tiempo con procesos de ensayo y error, ni exponer a la gente a medicamentos que no van a surtir efecto, pues para eso existe la medicina de precisión”, anota el Dr. Dodick.
Capturar el dolor con la resonancia magnética
Aunque el dolor sea real, también es subjetivo y, a diferencia de una fractura, es imposible sacarle una foto. Sin embargo, los estudios por imágenes de Mayo Clinic aportan señales objetivas para diagnosticar, tratar y predecir los resultados en las personas que sufren de migraña.
“Las imágenes radiológicas representan una manera de identificar otros subtipos de migraña, más allá de los comúnmente reconocidos. Nuestra clasificación actual y subjetiva de la migraña no identifica todas las diferencias sutiles que existen entre las personas que tienen migraña”, comenta el Dr. Todd Schwedt director del Laboratorio para imágenes neurológicas de los trastornos de cefalea, que funciona en la sede de Mayo Clinic en Arizona.
El Laboratorio para imágenes neurológicas de los trastornos de cefalea usa resonancias magnéticas funcionales y estructurales para crear biomarcadores objetivos que clasifiquen los trastornos de cefalea. Actualmente, los estudios por resonancia magnética solo se emplean en la investigación, pero podrían llegar al ámbito clínico en algún momento.
Las resonancias magnéticas funcionales miden la actividad cerebral, a través de la detección de cambios en el flujo sanguíneo. Este medio permite a los investigadores que estudian las cefaleas evaluar cómo se procesa el dolor. Los investigadores tomaron los datos de las resonancias magnéticas funcionales y aplicaron las técnicas del aprendizaje automático para elaborar biomarcadores capaces de distinguir entre personas con migraña y sujetos de control sanos.
“Vemos una resonancia magnética funcional y podemos decir, con una exactitud superior al 80 por ciento, si pertenece a alguien con migraña crónica o migraña ocasional y también podemos diferenciar el examen de alguien con migraña crónica del de un sujeto de control sano”, afirma el Dr. Schwedt.
Las resonancias magnéticas estructurales miden factores como la forma del cerebro, así como el volumen y el grosor de varias regiones cerebrales. En un estudio de los datos de las resonancias magnéticas estructurales, quienes investigan las cefaleas pudieron dividir a los participantes en dos grupos. Durante un ataque de migraña, las personas del primer grupo mostraban más sensibilidad al dolor en situaciones que normalmente no provocarían dolor, como un roce ligero, que los integrantes del segundo grupo. Esto se conoce como alodinia.
“En la definición de los subgrupos de la migraña, se puede considerar la presencia o la severidad de la alodinia. Se ha dicho que la alodinia podría alterar tanto la respuesta al tratamiento de la migraña como el pronóstico de la enfermedad y nuestro estudio plantea que también altera la estructura cerebral. El objetivo de todos estos estudios es identificar más subgrupos con pronósticos diferentes o probabilidades distintas de responder a los tratamientos de la migraña”, dice el Dr. Schwedt.
Prevenir de forma no invasiva
La gente que convive con la migraña se enfrenta a un terrible dilema: tomar a diario medicamentos para prevenir los ataques y soportar los efectos secundarios de náusea y cansancio, o suspender los medicamentos y vivir con el temor del siguiente ataque. Menos del 20 por ciento de las personas con migraña crónica pudieron cumplir bien con los medicamentos preventivos por más de un año.
El dispositivo para neuroestimulación, aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, es otra alternativa. El aparato se basa en los principios de la inducción electromagnética y transmite por todo el cuero cabelludo y el cráneo una señal eléctrica que llega a las capas superficiales del cerebro con el propósito de alterar el ambiente eléctrico.
“El cerebro de una persona con migraña es hiperexcitable. En los estudios preclínicos realizados, demostramos que la estimulación magnética transcraneal de pulsación única reduce la hiperexcitabilidad del cerebro”, explica la Dra. Starling.
Este dispositivo, que ya fue autorizado para el tratamiento de la migraña, puede usarse en casa para prevenir los ataques que se presentan con o sin aura. En el ensayo dirigido por Mayo del dispositivo para prevenir la migraña, se administraron 4 pulsaciones 2 veces al día a personas con migraña crónica durante 3 meses. En casi la mitad de los participantes del estudio, la cantidad de días con dolor de cabeza disminuyó en más del 50 por ciento. Hubo también otras reducciones importantes en lo referente a discapacidad y cantidad de días de consumo agudo de medicamentos. Los efectos secundarios fueron raros y leves, con mareo, hormigueo y tintineo en los oídos. Puede ver todos los resultados en la publicación del mes de mayo de 2018 de Cephalalgia.
“Esta ha sido una experiencia transformadora para algunos pacientes que pudieron suspender los medicamentos orales. Por lo general, los medicamentos para prevenir el dolor de cabeza son diferentes a los del tratamiento agudo, lo que puede resultar complicado y confuso. Tener una sola opción terapéutica para ambos, con efectos secundarios mínimos, es realmente algo muy atrayente”, asevera la Dra. Starling.
La migraña afecta más al sexo femenino que al masculino. Por ello, Mayo Clinic también estudia el empleo del dispositivo para neuroestimulación en mujeres embarazadas que padecen migrañas.
Uno de los motivos por los que la Dra. Starling se subespecializa en los trastornos de cefalea es porque ella misma sufre de migrañas, igual que varios miembros de su familia, incluidos su marido e hijo. “Definitivamente, la migraña conlleva un estigma y un mito de que el dolor, de alguna manera, no es real. Ese mito tiene que erradicarse, porque la gente que sufre de migraña no es débil, sino que padece una enfermedad neurológica real que ahora empezamos a medir objetivamente y podemos tratar”, concluye la Dra. Starling.
— Barbara Toman
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