Prueba identifica a fumadores entre los pacientes de trasplante de médula ósea y ayuda a obtener mejores resultados

ROCHESTER, Minnesota — 19 de abril de 2012.  El simplemente preguntar a los pacientes que van a recibir un trasplante de médula ósea si fuman o no podría no motivarlos a informar sobre su hábito ni a dejarlo, y el tabaquismo puede conducir a obtener malos resultados del trasplante. Una prueba que busca los rastros dejados por una sustancia química del tabaco es capaz de identificar a los fumadores, ofreciendo a los médicos la oportunidad de ayudarles a dejar el hábito, dicen los investigadores de Mayo Clinic. El estudio se presenta el 14 de abril durante la conferencia de la Sociedad de Medicina Conductual en Nueva Orleans.

Los pacientes de trasplante de médula ósea pueden enfrentar graves consecuencias por consumir tabaco después del mismo, tales comopetri dish mayor riesgo de muerte, complicaciones que ameriten internamientos más largos en el hospital, y mayor probabilidad de desarrollar una enfermedad secundaria.

Cuando se pregunta al respecto, algunos pacientes dicen que no consumen tabaco; pero los análisis revelan la presencia en la sangre de rastros de cotinina, que es un metabolito de la nicotina y el marcador bioquímico más utilizado para el tabaco. Los científicos calculan que entre 35 y 44 por ciento de los pacientes que están por someterse a un trasplante de médula ósea consumieron tabaco recientemente, y de ellos, solamente 14 a 17 por ciento se autocalificó como fumador antes y después el trasplante.

"Las razones de los pacientes fumadores con enfermedades crónicas para clasificar mal su condición de fumadores no son claras, pero podrían estar influenciadas por la exposición ambiental al humo del tabaco, al consumo de reemplazos para la nicotina, a la presión social por dejar de fumar y al pesar de su condición de fumadores", señala la investigadora principal y psicóloga de Mayo Clinic, Dra. Shawna Ehlers. "No obstante, en nuestra calidad de proveedores de atención médica, es necesario identificar con precisión a todos los que consumen tabaco para garantizar que el paciente obtenga el mejor resultado y ayudarle a regresar a casa con sus seres queridos y a recuperar la vida que tanto lucha por conservar".

Identificar con precisión entre los pacientes al fumador y a quienes recién fumaron, antes y después del trasplante, brinda una oportunidad irrepetible para ayudar a los fumadores a dejar el hábito y evitar recaídas; aparte de que es lógico hacerlo, considerando que los pacientes podrían estar hospitalizados durante largo tiempo y tener mejor acceso a esos programas.

La Dra. Ehlers comenta que los médicos necesitan tranquilizar a los pacientes respecto a que es mejor para ellos mencionar su condición de fumadores, pues el asunto se tratará como cualquier otro factor de riesgo.

"Hasta no tratar todos los factores de riesgo conocidos, no estaremos ofreciendo la mejor atención médica para el trasplante", añade la doctora.

Las pruebas para la cotinina pueden detectar la exposición al tabaco ocurrida en los últimos tres a cinco días, y las muestras se pueden recolectar de la orina, sangre o saliva. Se calcula que la precisión de la medición de la cotinina para identificar a los fumadores supera el 90 por ciento.

Si bien las pruebas de la cotinina son precisas, la obtención de los resultados exige más tiempo y recursos, dice la Dra. Ehlers. Sin embargo, ayudar a los fumadores que son pacientes de trasplante a dejar el hábito puede permitir que obtengan los buenos resultados que desean y ahorren dinero a la larga, añade.

El Dr. Richard Hurt, director del Centro de Mayo Clinic para Dependencia a la Nicotina, acota que la investigación también puede tener repercusiones para los pacientes de otros procedimientos, y que el estudio y la población escogida son un buen punto de partida.

"Dejar de fumar claramente mejora la supervivencia general después de un trasplante de médula ósea", expresa el Dr. Hurt. "Debe convertirse en norma el ofrecer tratamiento antes del trasplante a los pacientes identificados como fumadores".

El estudio estuvo financiado por los Institutos Nacionales de Salud y el fondo para investigación sobre el cáncer de la Orden Fraternal de las Águilas.

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