Las infecciones de los ojos son comunes, sobre todo en los niños

ESTIMADA MAYO CLINIC:
Mi nieto tuvo un virus y síntomas de gripe. Luego, un ojo se le puso muy rojo, pero no le picaba ni estaba cerrado por secreciones. Cuando mi hija lo llevó al médico, le dijeron que el virus estaba estableciéndose en el ojo, pero que no era conjuntivitis. ¿Cuál es la diferencia entre este tipo de infección y la conjuntivitis? ¿Son diferentes los tratamientos? 

un niño con conjuntivitisRESPUESTA:
Las dos afecciones que usted menciona son infecciones del ojo, y ambas son tipos diferentes de conjuntivitis. La diferencia es que el tipo de infección que su nieto sufre es provocada por un virus, y el otro es producto de una bacteria. Las infecciones virales de los ojos normalmente no requieren ningún tratamiento, mientras que las infecciones bacterianas suelen tratarse mediante colirios con antibióticos.

Las infecciones de los ojos son comunes, sobre todo en los niños. Igual que en el caso de su nieto, estas infecciones generalmente ocurren cuando el niño tiene gripe. Las infecciones virales de los ojos y las bacterianas tienen el mismo nombre de conjuntivitis u “ojos enrojecidos”.

No obstante, la expresión “ojo enrojecido” generalmente se asocia con una infección bacteriana y causa la mayoría de síntomas que la gente suele asociar con la conjuntivitis: secreción amarillenta, pus que ocasiona que ambos párpados se peguen, y párpados hinchados. La infección viral no conduce a la presencia de secreción o pus dentro ni alrededor del ojo, sino que el síntoma principal es el enrojecimiento del ojo.

La conjuntivitis viral dura el mismo tiempo que la gripe, o sea entre una y dos semanas, y no requiere tratamiento. Debido a que no es producto de una bacteria, los colirios con antibiótico no sirven para este tipo de infección. Los niños que padecen conjuntivitis viral deben permanecer en casa, sin asistir a la escuela o guardería. La afección no es peligrosa y solamente un poco contagiosa.

Cuando un niño tiene conjuntivitis viral, corre riesgo de también contraer conjuntivitis bacteriana, y muchos terminan por padecer simultáneamente ambos tipos de infección ocular. A fin de prevenirlo, limpie suavemente los párpados con un hisopo mojado en agua tibia durante el período que estén enrojecidos los ojos, aproximadamente cada 1 o 2 horas mientras el niño esté despierto.

Si se observa cualquier secreción o lagaña formándose en los ojos de su nieto, uno de los padres debe comunicarse con el equipo principal de atención médica para determinar si se ha desarrollado una conjuntivitis bacteriana. En tal caso, el proveedor de atención médica posiblemente recomiende un colirio con antibiótico.

La receta normal para la conjuntivitis bacteriana es aplicar una gota cada 4 horas en ambos ojos, mientras el niño esté despierto. Se debe continuar aplicando el colirio hasta que el niño se despierte dos mañanas seguidas sin nada de pus ni otra secreción en ninguno de los ojos. A fin de evitar daños en los ojos, no se debe usar lentes de contacto mientras dura el tratamiento para la conjuntivitis bacteriana.

El niño puede contagiar la conjuntivitis bacteriana a otros al entrar en contacto con el pus de los ojos. Por ello, las personas con conjuntivitis bacteriana no deben compartir toallas, ni paños para el baño, ni otros artículos de higiene personal que sirvan para los ojos o la cara. Por otro lado, lavarse las manos a menudo también disminuye el riesgo.

A menos que la cantidad de pus sea excesiva, el riesgo de contagiar la conjuntivitis bacteriana es bajo una vez transcurridas las primeras 24 horas posteriores a la aplicación del colirio con antibiótico. Los niños pueden regresar a la guardería o escuela en ese momento.

Es raro que la conjuntivitis bacteriana conduzca a otros problemas médicos, y la afección generalmente desaparece sin dejar problemas en los ojos. No obstante, llame al médico del niño de inmediato si observa que los ojos están muy enrojecidos o hinchados, si el niño ve borroso o si los ojos empiezan a dolerle o desarrolla dolor del oído.

Dra. Stephanie Starr, Medicina Comunitaria para Niños y Adolescentes, Mayo Clinic de Rochester, Minnesota.