JACKSONVILLE, Florida: Los astronautas monitorizan sus signos vitales en el espacio para experimentos de forma periódica, debido en parte a que el control continuo requiere de múltiples puntos de contacto en el cuerpo y de pilas incómodas. Pero ahora, los investigadores de la sede de Mayo Clinic en Florida estudian un dispositivo con una pequeña cámara barata y software especializado que se lanzará al espacio. El software conlleva el potencial de monitorizar los signos vitales de un astronauta de forma continua, sin ningún contacto y a unos pies de distancia, lo cual ahorra un espacio de carga valioso y libra de incomodidades a los astronautas.
Como parte de la misión inaugural, Exos Aerospace Systems & Technologies, Inc. llevará al espacio una versión de la cámara para monitorizar los signos vitales en la prueba que hará de un cohete suborbital SARGE. El cohete fue lanzado el 25 de agosto desde el Puerto Espacial América en Nuevo México, cerca del campo de misiles de Arenas Blancas del ejército estadounidense.
El Centro para Tecnología Espacial Aplicada, organización sin fines de lucro en Florida que se dedica a avanzar la ciencia de los viajes espaciales, está a cargo de coordinar la oportunidad de vuelo. Exos dona el viaje y la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) dona el uso del contenedor que sostendrá la cámara.
Para fines del presente estudio, la cámara no apuntará hacia ningún ser humano debido que el vuelo no es tripulado. Lo que el estudio más bien hará será evaluar los movimientos de la segunda manecilla de un reloj que flotará dentro del contenedor.
“Eso puede simular lo bien que la cámara detecta los movimientos minúsculos de la segunda manecilla en la cara de un reloj que flota en gravedad cero. En los seres humanos, el dispositivo sigue pulsaciones sutiles en los vasos sanguíneos de la piel, lo cual informa la frecuencia del latido cardíaco y de la respiración. La segunda manecilla del reloj será nuestro pulso en este viaje”, comenta la Dra. Michelle Freeman, especialista en neumología y cuidados intensivos de la sede de Mayo Clinic en Florida.
La segunda fase será probar la cámara en humanos y en condiciones de microgravedad simulada en un vuelo parabólico, para luego potencialmente hacerlo en los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional o en iniciativas espaciales comerciales.
“Este dispositivo no solamente permitirá garantizar la salud de los astronautas y turistas espaciales en la Tierra, sino que será provechoso en la medicina a distancia y en la atención médica domiciliaria”, señala el Dr. William D. Freeman, neurólogo de la sede de Mayo Clinic en Florida y quien colabora con su esposa, la Dra. Michelle Freeman, en el proyecto de monitorización.
El desarrollo de la tecnología está en manos de Oxehealth, entidad derivada de la Universidad de Oxford en el Reino Unido. Los doctores Freeman trabajarán con ese equipo para evaluar la capacidad de controlar la salud y monitorizar los signos vitales en condiciones de microgravedad.
El software encuentra al paciente en el lente de la cámara, localiza la región de interés (la cara, por ejemplo) y analiza el cambio de color en la cara cada vez que el corazón late y envía sangre. El dispositivo también puede determinar la frecuencia respiratoria. La tecnología demostró su exactitud en estudios realizados en una amplia variedad de entornos médicos en el Reino Unido, incluido hospitales de atención aguda y mental. Una versión del dispositivo actualmente atraviesa el proceso de certificación médica, antes de salir al mercado europeo.
“Imagine cuán útil sería esta tecnología para controlar a distancia la salud de los astronautas y turistas que viajan al espacio, mediante programas como la Misión Espacial X a Marte de Elon Musk, el Virgen Galactic de Sir Richard Branson y el Blue Origin de Jeff Bezos. En última instancia, aquello que se compruebe que funciona en extremos de gravedad y en condiciones de microgravedad podrá un día aplicarse directamente para controlar a distancia la salud de los pacientes en el planeta Tierra”, dice el Dr. William D. Freeman.
Los doctores Freeman anotan que su trabajo encaja muy bien dentro de la pujante industria espacial de Florida nororiental, como el Puerto Espacial Cecil en Jacksonville y el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral (Florida).
Mayo Clinic también cuenta con una larga trayectoria de trabajo en el campo de la aeromedicina. Los científicos y los médicos de Mayo Clinic crearon el traje G para impedir que los pilotos de caza de la Segunda Guerra Mundial se desmayaran durante maniobras extremas. El lanzamiento del cohete SpaceX desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA ocurrido en 2017 incluyó una carga útil de varias muestras donadas por adultos de células madre pluripotenciales inducidas, las cuales pertenecían a un laboratorio de investigación de la sede de Mayo Clinic en Florida. Los investigadores analizan estas células especiales y derivadas de tejido corporal graso para saber si es posible producirlas en masa y con mayor rapidez en condiciones de microgravedad a fin de usarlas en el tratamiento de accidentes cerebrovasculares.
“Así pues, muchas de las cosas creadas para el espacio han sido estupendas para uso en la Tierra, desde los lentes con protección contra rayones y los purificadores de agua hasta la goma espuma con memoria y el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), aparte de perspectivas importantes sobre el corazón, los pulmones, la fisiología sanguínea y el tratamiento. Creo que cuando esta cámara de monitorización continua de los signos vitales que no requiere contacto sea completamente funcional, sus aplicaciones serán ilimitadas”, anota la Dra. Michelle Freeman.
Las industrias colaboradoras no brindan ningún tipo de soporte a los doctores Michelle y William D. Freeman, pero ellos se encuentran aplicando para recibir fondos de investigación por parte de la NASA.
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